El joven de 36 años Andemariam Teklesenbet Beyene, natural de Eritrea, África, hace solo unos días se convirtió en el primer humano cuya tráquea, lesionada por un cáncer de modo incompatible con su vida, le fue sustituida por otra plástica en el hospital de la universidad Karolinska de Estocolmo, Suecia.
Según la British Broadcasting Corporation, BBC, la tráquea artificial, elaborada por un equipo científico londinense, le fue injertada al paciente por un grupo multidisciplinario sueco, encabezado por el experto cirujano de origen italiano Paolo Macchiriani.
Los especialistas británicos pudieron copiar y reproducir con exactitud la tráquea deteriorada gracias a que el doctor Machiriani les envió al Colegio Universitario de Londres imágenes digitales en tres dimensiones del órgano deformado del joven, que estudia Geología en Islandia.
El órgano plástico trasplantado, no provocó rechazo, molestia o secuela de ninguna índole, lo que obedece al hecho de que como copia fiel de la tráquea natural del enfermo, se confeccionó con millones de poros superdiminutos que fueron recubiertos con células madre extraídas oportunamente de la médula ósea de Andemariam.
La novedosa tecnología utilizada propicia la apertura de posibilidades para erradicar el viejo contratiempo de la disponibilidad de órganos sanguínea e histológicamente compatibles, la necesidad de donantes, el serio inconveniente del rechazo y las reacciones secundarias adversas propias del empleo de drogas para evitarlo.
La tráquea que se injertó al joven consistió esencialmente en un tubo con las medidas que necesitaba y se conformó en solo cuestión de días.
Antes de este caso, similares operaciones se realizaron a otros enfermos también afectados de cáncer traqueal, pero no han tenido tan buenos resultados.
Lo más complejo de todo no fue la copia perfecta de la tráquea, sino la confección de los bronquios principales, hechos de vidrio y luego embadurnados adecuadamente con una solución pareja de células madre del paciente, como se hizo igualmente en el «cuerpo central» de la propia tráquea.
Dichas células se dividen o multiplican y crecen de modo tal que convierten al inicialmente órgano artificial inerte, en una tráquea que es prácticamente idéntica a la original.
«Ya podemos producir tráqueas a la medida y en solo una semana, para cambiárselas a los enfermos», declaró el doctor Macchiriani, y eso hay que agradecérselo a la formidable contribución de la nanotecnología en la medicina regenerativa. «Esto nos hace pensar, además, en que es posible asimismo hacerlo con otros órganos dañados», aclaró el facultativo.
Dijo, además, que lo más trascendental es la aceptación de la tráquea nueva como propia por el organismo del joven Beyene, quien está ansioso por volver a sus estudios y luego regresar a Eritrea, donde lo esperan su esposa y un hijo de tres meses.