Pese a que los conductores conocen a lo que se exponen, son frecuentes las violaciones vinculadas con el estacionamiento. Autor: Ana María Domínguez Cruz Publicado: 21/09/2017 | 05:05 pm
Corrieron los choferes para cambiar de posición sus autos, algunos les avisaron a aquellos que, en el interior de sus casas o en las tiendas, no se habían dado cuenta, y en los balcones se asomaban quienes querían ver lo que pasaría.
Sin embargo, Jorge Anello no se inmutó porque «había parqueado donde mismo lo hicieron los demás choferes, no vi la señal de prohibición», explicó. Y al salir del agromercado, los tomates cayeron de sus jabas al ver que su auto había desaparecido.
«Lo primero que pensé fue que me lo habían robado, y gracias a un muchacho que estaba sentado en la esquina supe que se lo había llevado la Policía. Me sentí aliviado en ese momento, aunque sabía que al ir a recogerlo en el depósito debía pagar una multa por mal estacionamiento, no pensé que estuviera haciendo algo incorrecto porque realmente no me percaté de la existencia de la señal. Pero ya sé cómo funciona esto, y si procedí mal, debo asumirlo», reconoció.
Le tocó, como diría Alfredo Castillo, quien cuenta cómo en una ocasión a él por poco le pasa lo mismo. «Entre tantos carros que había mal parqueados supuse que no iba a tocarme a mí precisamente». Y le tocó. Cuando oyó la matrícula de su carro por el altoparlante dejó la visita a medias para explicarle al agente que como no iba a demorarse más de 15 minutos había estacionado allí mismo, encima de la acera, frente al garage.
«Yo sé que no debía hacerlo ahí, pero pensé que por poco tiempo no habría problemas. Enseguida que escuché el llamado ya supuse lo que pasaría, porque desde hace rato conozco lo que la Policía está haciendo en las calles con la grúa. Lo que pasa es que a veces uno piensa que nadie nos verá cuando hacemos algo incorrecto».
En ello radica precisamente el principal problema en la vía: se actúa incorrectamente mientras «la Policía no nos vea». Por tal motivo las medidas relacionadas con el reordenamiento y la vialidad en la circulación han debido arreciarse para aminorar y erradicar las lamentables consecuencias que traen determinadas indisciplinas.
Una de ellas, el parqueo o estacionamiento de los vehículos de forma incorrecta y en vías no autorizadas resulta un obstáculo a la fluidez de la circulación vial, disminuye el uso eficiente de las arterias y aumenta las probabilidades de un accidente, por lo que desde mayo del pasado año y a partir de las disposiciones establecidas en la Ley 60, Código de Vialidad y Tránsito la grúa ya no pasa inadvertida en las calles. Gracias a ello, estas indisciplinas han disminuido considerablemente.
Mal parqueo, buen camino
Siguiendo el camino de un auto mal estacionado se llega al Depósito de Vehículos, sito en la calle Clavel entre Retiro y Árbol Seco, en el municipio capitalino de Centro Habana, donde labora todos los días el primer suboficial Rafael Veja Céspedes.
Explica que la ley de tránsito y la Resolución No. 4 del Ministro del Interior estipulan que en casos de mal estacionamiento del vehículo pueden aplicarse multas al conductor, inmovilizar el vehículo con los medios idóneos, retirarlo del lugar con las grúas y trasladarlo al depósito.
«Sin embargo, y a pesar de que los conductores lo saben, son muy frecuentes las violaciones del tránsito en este sentido. Es de destacar que, con la implementación de medidas como estas, el resultado es satisfactorio, aunque lo ideal fuera que no tuviéramos que acudir a estas», explicó.
La mayoría de los conductores, apuntó Veja Céspedes, llegan muy molestos al lugar, debido al traslado de su carro o porque no sabían a quién acudir para conocer su paradero. Muchos argumentan que no tienen por qué existir medidas tan drásticas que pueden incluso ocasionarle daños al vehículo, aunque por otra parte admiten lo mal hecho.
«Lo lamentable es que gran parte de los autos trasladados responden a la violación de artículos elementales de la ley de tránsito, como el respeto a la señal de NO PARQUEO, ya sea la que permite la parada momentánea o la que incluso la veda; la prohibición del estacionamiento a la derecha en calles de un solo sentido, y el parqueo encima de las aceras, paseos o céspedes. Es decir, actúan incorrectamente conscientes de ello y luego piden que los agentes del orden sean condescendientes, eso no es posible», arguyó.
Coincide con él el primer suboficial Yandre Ramón González Hernández, quien maneja el móvil y debe lidiar cada día con la indisciplina en el lugar de los hechos.
Explica que se rige por una planificación dirigida a las zonas priorizadas, con mayor énfasis en los lugares en los que esa violación afecta más al resto de los usuarios de la vía y la afluencia de personas, como los alrededores de la Terminal de Ómnibus y del Ministerio de la Agricultura, la zona de Infanta y Humboldt, cerca del Centro Comercial de Carlos III, entre otros, en los que la noticia de su accionar ya se conoce, y por lo tanto, ha disminuido considerablemente la indisciplina en ese sentido.
«El procedimiento indica que al identificar un vehículo estacionado de manera incorrecta o en un lugar no autorizado debemos agotar todas las alternativas posibles para la localización del conductor mediante el altavoz. Si este aparece, se le realiza la notificación de la violación, pero si no, se traslada el vehículo hasta el depósito que es la última medida a tomar.
«Si por algún motivo no puede ser trasladado, para evitar daños materiales que sabemos son muy costosos y de los que no nos responsabilizamos, procedemos a la inmovilización del vehículo con el denominado cepo. No obstante, en ambos casos se levanta un informe en el que se refleja de manera muy detallada todo lo concerniente al vehículo, sus características, lugar en el que se recogió y el artículo violado. Esa información se le comunica al 106, número al que deben llamar los conductores para saber adónde dirigirse cuando no encuentren su auto», especificó.
González Hernández acota que en un inicio la mayoría de los conductores no salían al llamado emitido, tal vez para escapar de la multa, pero ahora que saben el alcance de la medida, es más difícil que no aparezcan, a no ser que estén lejos del lugar del estacionamiento y no escuchen.
Lamentablemente la indisciplina social se refleja casi en todas las esferas de la vida, y no es menos cierto, según apunta el conductor Oscar Espinosa, que cuando el cubano maneja lo hace más al tanto de si la Policía «anda por ahí» que de las señales del tránsito o lo regulado por la ley.
«¿Cuán difícil es aprender a estacionarse a la derecha o a la izquierda, en dependencia de si es una calle de doble sentido o de una sola dirección, o con las gomas bien puestas si es pendiente arriba o pendiente abajo? Nosotros mismos lo hacemos difícil, por eso deben existir medidas como estas, para que aprendamos a fuerza de nuestra experiencia a hacer las cosas bien».
¿Cuál es la mayor afectación de los conductores?
Explica Veja Céspedes que, además del pago de la multa por la infracción cometida, existen tarifas que regulan el servicio de la grúa y de la custodia en el depósito, las que pueden ser en moneda nacional (CUP) o en pesos convertibles (CUC), en dependencia de la nacionalidad del conductor.
«La tarifa establece el pago de 60 pesos si el traslado se realizó en un rango de hasta diez kilómetros y luego se debe abonar seis pesos por cada kilómetro adicional. La estancia en el depósito se regula a partir del tipo de vehículo y tiene una tarifa asignada para su día de entrada y días adicionales. Si se trata de un conductor cubano o de un extranjero que reside permanentemente en el país, sea cual sea la categoría de su matrícula, pagará en moneda nacional, y si es un turista foráneo o un cubano que reside en el exterior lo hará en pesos convertibles».