En La Dominica fue izada nuestra bandera nacional en 1850. Autor: Carlos Alberto Publicado: 21/09/2017 | 04:57 pm
CÁRDENAS. Matanzas.— Este 19 de mayo, cuando conmemoramos la caída del Apóstol en Dos Ríos, el pueblo cardenense también honra el izamiento por vez primera, 160 años atrás, del pabellón nacional.
Una amplia y valiosa literatura histórica, respaldada por instituciones y figuras de prestigio, explican por qué la bandera de Narciso López y no la de Carlos Manuel de Céspedes fue escogida como símbolo de la nación, manifiesta la investigadora Clara Enma Chávez Álvarez.
«Todo partió de la Asamblea Constituyente de Guáimaro, del 11 de abril de 1869, donde se presentaron como proposiciones la bandera de Narciso López, la de Bayamo, y una nueva con elementos de las anteriores, y como resultado del amplio debate se decidió aceptar la bordada por Emilia Teurbe 19 años atrás».
Luego la Constituyente la declaró oficialmente símbolo de la nación y testimonio de la lucha que antes de Yara libraron los cubanos.
En el acto de inauguración de la República neocolonial, el 20 de mayo de 1902, fue izada esa bandera como Pabellón Nacional, en el Morro habanero y en la Capitanía General.
Recuerda Clara Enma en su libro Emilia Teurbe Tolón: encarnación de la mujer cubana, que la Asamblea Constituyente de 1940 ratificó la voluntad de los mambises del siglo XIX.
Mástil cubano
Ernesto Álvarez Blanco, historiador de la ciudad de Cárdenas, define que en el edificio cardenense de La Dominica ondeó por primera vez nuestra bandera.
La enseña nacional fue creada en 1849 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de América, durante una reunión en la cual tomaron parte, entre otros, el escritor Cirilo Villaverde, el poeta matancero Miguel Teurbe Tolón y el general venezolano Narciso López.
La concepción general de la bandera fue aportada por López, mientras que correspondió a Miguel trazar el boceto original, y a la esposa de este último, Emilia Teurbe Tolón, confeccionar a partir de dicho boceto la primera bandera cubana.
«Un año más tarde, el 19 de mayo de 1850, una bandera similar a la confeccionada por Emilia fue traída a Cárdenas por las fuerzas expedicionarias encabezadas por el general Narciso López, el cual la hizo ondear por primera vez en suelo patrio, al enarbolarla por unas horas, luego de ser tomado el poblado, en el edificio donde radicaba por entonces la Casa de Gobierno», explica Ernesto.
Precisa el investigador cardenense que en 1848 Alejandro Rodríguez Capote, rico hacendado local de origen canario, ordenó construir en la calle Princesa, en el entorno de la Plaza de Fernando VII, luego de Colón, sitio en el cual se fundó en 1828 el poblado de San Juan de Dios de Cárdenas, dos hermosas casas de cantería y tejas, de dos plantas y de estilo neoclásico. Estas edificaciones se conocieron, a partir de la década de los 60 del siglo XIX, como La Dominica y La América, nombres de los establecimientos comerciales y hoteleros que fueron durante un largo período.
«Alejandro Rodríguez Capote alquiló también en 1846 a la Junta Municipal de Cárdenas, creada por Real Orden del 14 de noviembre de 1845, la segunda planta de la casa en la que había radicado la Capilla de San Cipriano. El edificio, en el cual residían el Teniente Gobernador y su familia, junto a otras personas, fue considerado como Casa Consistorial de la ciudad hasta 1855, en que se traslada la sede del Gobierno colonial al Callejón de Andriani», añade Álvarez Blanco.
Entre 1840 y 1846 el edificio sirvió de Capilla provisional, mientras se construía la Iglesia Parroquial de Cárdenas.
«El 19 de mayo de 1850, al ser atacado y tomado el poblado por las fuerzas de la expedición anexionista encabezada por el general venezolano Narciso López, como la Casa de Gobierno aún estaba situada en los altos del inmueble, el mismo fue el sitio escogido por López para hacer ondear, por primera vez en Cuba, nuestra enseña nacional», recuerda.
El estudioso cuenta que al ver que las llamas amenazaban con destruir la casa, cuya planta baja tenía alquilada a una sastrería, Rodríguez Capote solicitó y obtuvo del teniente gobernador Florentino Ceruti, que residía en el edificio, la rendición de las tropas españolas que desde el interior del inmueble resistían el ataque de los invasores.
Dos años más tarde, a finales de 1852, su propietario cedió los salones de los altos de la edificación a la Sociedad local de Instrucción y Recreo denominada La Filarmónica, institución que constituyó un importante centro conspirativo local durante la Guerra de Independencia (1868-1878) de los cubanos contra España.
En 1861, luego del deceso de su propietario, el edificio fue convertido en un café, al cual sus primeros propietarios, los comerciantes catalanes Tió y Capdevila, denominaron La Dominica.
En esa misma época entró en el establecimiento como dependiente, para convertirse en socio comercial y dueño en 1873, el catalán Jobita Dalmau, quien sostuvo durante años el establecimiento, el cual se convirtió rápidamente en el preferido de la sociedad cardenense de la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX.
En la década del los 90 del siglo XIX, los Dalmau y sus descendientes agregaron al establecimiento la función de hotel.
Visita de Maceo
En diciembre de 1882 los salones de la planta alta de este edificio fueron ocupados por el Club de Cárdenas. Entre 1892 y 1898, esta sociedad se convirtió en un centro conspirativo de primer orden, ya que sirvió frecuentemente de sitio de reunión a los miembros activos de la delegación del Partido Revolucionario Cubano, constituida en Cárdenas durante la Guerra del 95, y de su Servicio Secreto.
En noviembre de 1893 se hospedó en La Dominica, durante la visita que realizó clandestinamente a Cárdenas con objeto de despistar a sus perseguidores, el general Antonio Maceo. En su estancia en el hotel, Maceo entabló amistad con Jobita Dalmau y recorrió con él los sitios cardenenses que fueron escenarios, el 19 de mayo de 1850, de los principales acontecimientos vinculados al ataque y toma de Cárdenas. En 1945 fue erigido un monumento en el litoral cardenense, que rememora el desembarco de Narciso López y el histórico izamiento.
En la década de los 60 del siglo XX La Dominica fue incluida por la Comisión Nacional de Monumentos en la lista parcial de edificios, lugares y objetos de interés artístico e histórico-ambiental en todo el territorio de la República de Cuba.
No obstante, el edificio se deterioró notablemente durante las décadas de los 60 y 70 del siglo XX. El 31 de diciembre de 1978 fue reabierto al público el establecimiento como pizzería, pero esta función duró pocos años, pues en septiembre de 1981 fue necesario cerrarlo nuevamente debido al pésimo estado de conservación que presentaba. En 1984 se reiniciaron los trabajos de restauración del edificio por el Poder Popular, en coordinación con la Dirección Municipal de Gastronomía. El hotel-restaurante La Dominica fue reabierto en el mes de mayo de 1987.
El 8 de marzo de 1991, al ser declarado monumento local por la Comisión Nacional de Monumentos el Parque de Colón y su entorno, el inmueble de La Dominica quedó dentro de la zona protegida por esta declaratoria.
Nueve años más tarde, el 19 de mayo de 2000, en ocasión del aniversario 150, el edificio fue declarado monumento nacional por la mencionada comisión, en acto público y solemne al que asistieron numerosos cardenenses y personalidades invitadas.
Hoy las autoridades locales se empeñan en que recobre su esplendor, ya que su arquitectura ha sufrido deterioro con el paso de los años.
Símbolo eterno
A partir de su izamiento en Cárdenas, los simpatizantes con la independencia de Cuba identificaron la bandera enarbolada por López con las ansias de libertad que los animaba a luchar por la definitiva liberación de nuestra Patria del yugo colonial español.
La decisión anterior se debió, al decir del prestigioso profesor Salvador Morales, al hecho de que, como dijera Martí: «Cuando estalló la insurrección de La Demajagua levantando un pabellón diferente, inspirado en el de Chile, que había extendido su solidaridad y cooperación en los preparativos independentistas, ya la bandera de López tenía sus mártires y antigüedad, y la bandera de Yara cedió en Guáimaro su lugar al pabellón, saneado por la muerte de López y Agüero».
En la actualidad, ambas banderas presiden las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, según se acordara en la sesión inaugural de este órgano de gobierno, efectuada el 2 de diciembre de 1976, y son expresión genuina de los más de cien años de lucha del pueblo cubano por obtener su verdadera y definitiva independencia.