El cubano Arnaldo Tamayo Méndez fue el primer cosmonauta latinoamericano, negro y de habla hispana, en volar al espacio Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 04:51 pm
La revista argentina Muy Interesante —por ignorancia u olvido— en un artículo de hace unos dos meses, acerca de los primeros seres humanos que volaron al espacio, no habló de la hazaña ruso-cubana.
Pero una joven cubana de 29 años, Iudié Sinclair Oña, quien trabaja en ese hermano país sudamericano, enseguida aclaró el error.
«Mami —escribió la muchacha a la doctora María Caridad Oña Fabelo, abogada de nuestro país que nos hizo conocer el suceso—, cuando leí la revista me puse brava, porque no mencionaba a nuestro cosmonauta, y el viernes 31 de julio les respondí:
«Estimados: Deseo felicitarles. Quedé atrapada en la lectura desde la primera página, debido a la diversidad, calidad y alto nivel de los temas tratados en su revista. Me llamó la atención el artículo “Artesanos del Espacio” y específicamente la Sección “Hitos” titulada “Los primeros en el cosmos”. Sin embargo, quiero hacerles la siguiente corrección.
«El cubano Arnaldo Tamayo Méndez fue el primer cosmonauta latinoamericano, negro y de habla hispana, en volar al espacio. Viajó como cosmonauta investigador a bordo de la nave Soyuz-38, que despegó a las 19:11 horas del 18 de septiembre de 1980, desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajastán».
Ella les hizo saber que el cosmonauta ruso Yuri V. Romanenko estuvo a cargo de aquella misión, un evento célebre en la historia de la aeronáutica mundial. Tamayo Méndez y Romanenko (este en su segundo vuelo) integraron la séptima tripulación internacional del programa Intercosmos, en el que participaron cosmonautas de diez países, entre estos Cuba.
«La nave laboratorio Salyut-6 (saludo, en ruso) recibió a representantes de estas naciones durante los casi cinco años que operó en el cosmos, desde septiembre de 1977 hasta julio de 1982. La misión conjunta estuvo siete días y 20 horas en el espacio, y desarrolló con éxito más de 20 experimentos científicos previstos».
Con esta aclaración Sinclair Oña hizo justicia a nombres olvidados que contribuyeron al desarrollo de la ciencia y aportaron al conocimiento de nuestro universo.
Esta fue su despedida: «Y que sea también (esta carta) un pequeño homenaje a Arnaldo Tamayo Méndez, hombre valeroso de un pequeño país del Caribe… Agradecida, Iudié Sinclair Oña, San Isidro, Buenos Aires».