SAN ANTONIO DEL SUR, Guantánamo.— El acopio de decenas de quintales de garbanzo en Macambo, el lugar de Cuba donde menos llueve, confirma la posibilidad de extender ese cultivo a otras regiones con predominio de clima seco y aridez de los suelos.
El experimento abre nuevos horizontes para el rescate de esa variedad de frijol, tradicionalmente cosechada en Valle de Caujerí, cuyos suelos son más favorecidos por las precipitaciones, en contraste con los del denominado semidesierto cubano, donde apenas caen anualmente unos 400 milímetros de lluvia.
Una parte de los 106 quintales del grano obtenidos en San Antonio del Sur, por campesinos del Valle de Caujerí y trabajadores del huerto de la agricultura urbana en Macambo, se destina para su comercialización en puntos de la ciudad de Guantánamo, como el Mercado Agropecuario Estatal climatizado, aseguró el ingeniero Elías Sánchez Matos, delegado de la Agricultura en el sureño territorio.
Apuntó el directivo que alrededor del 40 por ciento del grano recolectado permitirá asegurar el banco de semillas imprescindibles para extender la experiencia por zonas del semidesierto, una franja de más de cien kilómetros hasta los límites con Playa Berraco, en Santiago de Cuba.
El garbanzo, oriundo de las costas del Mediterráneo, asimila las condiciones del clima cubano, es más resistente a enfermedades y plagas que otros tipos de frijol y le perjudica la humedad en exceso, por lo que se desarrolla mejor en etapas de sequía.
Sostienen los expertos que posee alto poder nutritivo debido a su aporte calórico, proteico y en calcio, además de contener grasa, hierro y vitaminas del complejo B. Está considerado como de alto valor biológico, no solo por su proteína, sino porque disminuye los índices de colesterol y previene los divertículos y otras enfermedades por el elevado contenido de fibra dietética.
Económicamente resulta viable su fomento, toda vez que una tonelada puede alcanzar los mil dólares en el mercado mundial, y la semilla certificada para su siembra, los 1 500 dólares.