La Isla dará a conocer en el evento sus experiencias en la Revolución Energética, basada en el ahorro y la eficiencia
A juicio de Díaz Duque, en Bali no se pretende llegar a acuerdos de compromisos, sino definir la forma de seguir negociando. Foto: Isidro Fardales La atención de este planeta, en el que es difícil ponerse de acuerdo para actuar en favor del ambiente y en muchos otros aspectos, anda por estos días centrada en Bali, aquella paradisíaca isla de Indonesia, donde representantes de 190 países intentan, tras meses de encuentros y reuniones, establecer las bases de un acuerdo posterior al Protocolo de Kyoto, en el marco de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático.
Desde los pingüinos de la Antártida, los hermosos arrecifes coralinos que no abundan en el planeta, y el mundo animal en su totalidad —incluida la especie que ha provocado el mayor daño al medio ambiente: el hombre— están amenazados por ese calentamiento del que tanto se oye hablar, pero que la mayoría no interioriza aún.
Suscrito en la ciudad japonesa de Kyoto, el 11 de diciembre de 1997, el Protocolo es la única herramienta existente para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, e impone a los países industrializados que lo han ratificado —Estados Unidos es el único que no lo ha hecho— la reducción de sus emisiones de gases contaminantes.
En discusiones desde el pasado 3 de diciembre, la reunión en Bali busca incrementar sus compromisos más allá de la expiración del Protocolo en 2012, para responder de forma eficaz a la urgente amenaza que pesa sobre el planeta.
Este miércoles las negociaciones entran en su fase decisiva, con la participación de los ministros de Medio Ambiente de unos 130 países y del Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, todos con el primordial objetivo de alcanzar, de ser posible el viernes, un acuerdo que lance un proceso de negociación internacional.
Cuba, que asiste a la cita en su calidad de país en vías de desarrollo, le presta especial atención al tema del cambio climático, en correspondencia con la prioridad que el propio Comandante en Jefe, Fidel Castro, le ha conferido desde la Cumbre de Río hace mas de 15 años, según admitió José Antonio Díaz Duque, viceministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, quien preside la delegación de la Isla a esa cita.
En declaraciones vía electrónica a JR, Díaz Duque apuntó que, teniendo en cuenta que Cuba sufre los embates del cambio climático, tanto por los huracanes cada vez más intensos, como por las sequías más prolongadas, las lluvias extremas y otros fenómenos hidrometeorológicos, en Bali «exigiremos el cumplimiento de los compromisos de los países industrializados que integran el Anexo 1 del Protocolo de Kyoto, y denunciaremos una vez más la absurda negativa a firmarlo del gobierno de Estados Unidos».
Atención priorizada —apuntó— se prestará a las discusiones en torno a los mecanismos de ajuste al cambio climático, en un esfuerzo por encontrar una vía aceptable para implementar el Fondo de Adaptación que tanto necesitan los países más vulnerables, particularmente los pequeños estados insulares en desarrollo.
«Un aspecto clave por lograr en esta reunión, es lo que se ha llamado la hoja o mapa de ruta con vistas al segundo período del Protocolo de Kyoto, es decir, el posKyoto, a partir de 2013. Hay que lograr, pese a las diferencias, establecer un programa de trabajo, un cronograma, para llegar a más tardar en 2009 a un nuevo compromiso de reducción de emisiones por parte de los países más industrializados, que ya suman 36. Los compromisos tienen que ser más radicales y profundos que los alcanzados en el primer período del Protocolo.
No obstante, adelantó Díaz Duque, en Bali lo máximo que se espera lograr es un acuerdo para la continuación del trabajo con vistas al posKyoto. «Aquí no se pretende llegar a acuerdos de compromisos, sino a definir la forma de seguir negociando y trabajando, de manera que al llegar al 2012 no se produzca un vacío o una brecha, sino que haya continuidad».
—¿Qué avances mostrará Cuba al mundo en Bali?
—Cuba dará a conocer sus experiencias en la Revolución Energética, basada en el ahorro y la eficiencia, como una muestra de la voluntad de nuestro Estado de contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, aun cuando nuestra incidencia global es mínima.
«Sin embargo, significó, es una experiencia muy positiva que ha sido reconocida por las Naciones Unidas y en particular por el PNUMA (Fondo de la ONU para el Medio Ambiente) y el PNUD (Fondo de la ONU para el Desarrollo).
«De la misma manera se mostrarán todos los programas que se llevan a cabo en esta Isla en materia de incremento de la superficie boscosa, que ya es casi el 25 por ciento de la del país; los programas de rehabilitación y conservación de nuestros suelos; el Programa de Ahorro y Uso Racional del Agua; el Plan Turquino; la reducción de la contaminación; los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgos, y otros que apuntan hacia un programa integrado de adaptación al cambio climático, que ya viene desarrollando nuestro país».
—¿La adhesión de Australia al Protocolo, después de haber estado unida a Washington mucho tiempo en su decisión de no firmar, podría constituir una presión para la Casa Blanca?
—La unión de Canberra al acuerdo ha sido muy bien acogida por toda la comunidad internacional. Evidentemente Estados Unidos ha quedado aislado, pero no pronostico un cambio inmediato de posición respecto al Protocolo.
«Tal vez haya que esperar un cambio en la administración de la Casa Blanca y entonces exista una posibilidad de entendimiento con vistas al segundo período del Protocolo. Esto es una especulación, porque en realidad Washington no ha evidenciado interés en establecer compromisos obligatorios y está actuando al margen del sistema de Naciones Unidas, dentro del grupo de los ocho países más ricos (G-8) y con otros gobiernos de países emisores.
«Ellos están fundamentando su posición en la obtención de nuevas tecnologías y en el mercado, y muy poco o casi nada hacen por la adaptación a los cambios degenerativos que ha sufrido la Tierra. Numerosos países ya encaran las consecuencias de su derroche y su gasto energético, que es lo fundamental en el recalentamiento del planeta».