El 10 de mayo de 1908 apareció por vez primera la revista Bohemia, semanario ilustrado de contenido general, dedicado a la recreación, temas culturales y noticias de sociedad. Atendiendo a estas características, su dueño, al ponerle nombre, se inspiró en el título de la inmortal ópera de Puccini.
La crisis económica de los años 20 golpeó tan fuerte a la revista que su tirada se redujo solo a 4 000 ejemplares y casi la obliga a cerrar. Tomó sus riendas Miguel Ángel Quevedo de la Lastra, hijo del director fundador. Bajo su orientación la publicación comienza a inmiscuirse en los asuntos políticos del país y a buscar lectores en un horizonte más amplio, oponiéndose a la dictadura de Gerardo Machado, todo lo que le valió para aumentar su ascendencia en la población y también mayores ingresos.
A partir de la aprobación de la Constitución de 1940, Bohemia se presenta como defensora de la democracia representativa y el modo de vida norteamericano. Tras la Segunda Guerra Mundial se inscribe entre los más destacados críticos de la Unión Soviética y sus realizaciones.
En 1943 fundan la Sección En Cuba Enrique de la Osa y Carlos Lechuga, junto a otros periodistas. Este espacio se ocupó, a partir de entonces, de analizar la realidad cubana y latinoamericana, a la luz de un pensamiento renovador y progresista, teniendo como fuente informaciones inéditas, de primera mano. Entonces Bohemia da un gran salto en la preferencia de los lectores cubanos y de habla hispana, y se consolida como poderosa empresa mediática.
Tras el golpe de estado del 10 de marzo los revolucionarios encontraron refugio en sus páginas, sin que el semanario radicalizara su posición nacional reformista. Entre ellos, el joven Fidel Castro logró publicar importantes denuncias siempre que la censura lo permitió.
Al triunfo de la Revolución, el primero de enero de 1959, Bohemia publicó tres ediciones especiales contentivas de acciones revolucionarias y de los desmanes cometidos por la tiranía, durante el mandato del déspota Fulgencio Batista. La revista, gracias a la actitud de sus trabajadores, no enfrentó el naciente proceso social tal cual hicieron el resto de los medios burgueses de la época.
A mediados de 1960 el propietario y director de súbito abandona el país y entonces los trabajadores hacen suya la encomienda de mantener el semanario. Tras esta acción revolucionaria, Bohemia se ha mantenido divulgando la verdad de la Revolución, al presentar análisis de los más disímiles asuntos, siempre con un enfoque martiano y marxista leninista.