Junto al monumento de la historia de Las Malvinas «HOY, con 25 pirulos1 en la espalda hago un corte radical en la rutina del prototipo de ciudadano que todos quieren y me voy en busca de los valores perdidos». Así dejó escrito Martín Alejandro Monti, como quien lo dice todo, y salió sobre dos ruedas el 6 de marzo último en su reluciente moto rojinegra, desde Rosario, Argentina, hasta quién sabe dónde, atravesando Latinoamérica.
Antes de comenzar a «rodar» se sacó las primeras fotos al pie del monumento que recuerda la historia de Las Malvinas. Ese fue su punto cero. Partió creyendo que «quizá haya otro ideal que no sea el impuesto por el sistema que pide un hombre con trabajo, casa, auto y familia y poder adquisitivo». Y cargó también con una deuda de identidad.
Martín venía de Buenos Aires para estudiar una carrera de Ingeniería que no terminó cuando la guitarra al fin lo fue conduciendo. En la Peña Informal Popular Amiguesca del barrio del Aserradero, en Rosario, conoció a otros músicos como él, rebeldes, «raros», amantes del folclore nacional y americano. «Algunos de ellos sabían bastante bien de dónde venían, mientras que yo no. Me sentí vacío, sin memoria, y empecé a mirar la cultura de las distintas regiones del país a través de su gente, de mis amigos».
OTRA VEZ LA TRAVESÍAAsí que lo que hizo después de empaquetar lo que pudo fue inaugurar su página personal en internet (http://www.americaen2ruedas.blogspot.com). En esta va dejando como rastros sus palabras y sus fotos. Desde allí nombra a los amigos que va haciendo de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, y enseña los paisajes que sus ojos ven.
Y sin esperarlo, a menos de dos semanas de comenzar, Martín recibe una carta virtual2 inesperada. La grandísima y afortunada causalidad hace que Alberto Granado, el otro viajero legendario, inmortalizado junto a su amigo Ernesto en las secuencias de Diarios de motocicleta (2004), conozca del viaje de Martín y le escriba:
Hoy descubrí este blog3 y me emocionó mucho saber que un joven argentino está nuevamente tratando de revivir la epopeya que una vez soñamos en 1952 con mi amigo Ernesto. Claro que nosotros, sin pecar de inmodestia, lo hicimos en una Norton 500, que a la par de una guerrerito era una nave, pero también se debe tener en cuenta que por ese entonces no existían las rutas que hoy conocemos, no existía esto de internet y mucho menos los celulares.
Hoy en día estaría todo el día mandándome sms4 con mi amigo Ernesto desde Cuba. Pero por aquel entonces la única comunicación que existía era el correo postal, que tardaba una bocha en llegar a Alta Gracia.
También me produjo una gran satisfacción que este joven se haya inspirado en la música de León Gieco, porque ha sido este el artista que mejor ha reflejado la cultura popular de los pueblos del interior a través de la música.
Le deseo un buen viaje y le recomiendo que cada tanto le revise los neumáticos y le dé una sopleteadita al filtro y al carburador que en esos suelos tan áridos son muy susceptibles a posibles taponamientos, lo que ocasionaría una merma considerable en el rendimiento del motor. Yo no lo hice, fui un poco haragán, cosa que Ernesto vivía recriminándome, y tuve que vender la vieja Norton como fierro y seguir a pata. Cosa que, reconozco, me hizo piantar un lagrimón cuando la cargaban en el camión.
No sigo porque no me quiero extender demasiado, pero voy a estar atento a este blog, para ver cómo sigue el viaje.
Un abrazo fraternal, amigo Martín, buen viaje, buenas guitarreadas y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
Dr. ALBERTO GRANADO.
ESTE VIAJE NO TERMINA NUNCA—Cuando llegó esta carta escribiste: «No puedo explicar la alegría que me dio este mensaje...»
—La carta de Granado fue la sorpresa más inesperada de este proyecto. Me conmovió casi hasta las lágrimas con sus palabras cálidas y fraternales. Sentí cierta complicidad, como si entendiera que siento lo mismo que él y Ernesto en el año 1952. Su mensaje es de amistad y respeto, de ánimo y empuje. Sin conocerlo, sentí que él soñó lo mismo que yo. Creo que a pesar de la diferencia generacional tenemos los mismos sueños e inquietudes. Ojalá pueda llegar a Cuba y conocerlo en persona; sería como una coronación para este sueño.
—¿Quién eres tú? No muchos..., solo algunos —entre ellos un joven de la estatura del Che Guevara—, se lanzan en una «aventura» así...
—Si me tengo que definir, te diría que soy una de tantas personas que ha quedado sin pasado gracias al sistema, pero que por el gran amor de mis padres abro los ojos y busco incansablemente las verdades de este continente. Leo, miro, escucho y aprendo todo lo que me rodea.
—Cuando termines ¿qué piensas hacer con todo lo que viste, sentiste y aprendiste?
—Este viaje no termina nunca. Se está convirtiendo en forma de vida. Probablemente siga hacia el norte cuando llegue a Perú. Cada pueblo, cada persona que conozco, cada charla y cada atardecer es «el destino» en sí mismo. Los mates5 compartidos, la música que se regala, el amor incondicional que se le da al viajero a pesar de la sensación de que probablemente no se vuelva a ver, es impagable.
«Lo que veo en la gente, lo que aprendo, lo estoy documentando con la intención de compartirlo posteriormente y crear conciencia. El objetivo diario es compartir, ayudar y mostrar que hay cosas importantes por hacer y que no necesariamente se necesita dinero, sino más bien actitud. Pretendo demostrar que hay otras formas de ver la vida que no tienen que ver con la riqueza material, sino más bien con lo espiritual. Hay valores muchos más nobles que ser el empleado del mes».
—¿Has pensado en lo que el Che haría si te viera pasar en dos ruedas?
—La gente asocia este viaje con el de Guevara y Granado por la moto, pero también hay que tener en cuenta que los motivos que me movilizan son muy similares. En aquel entonces, estos jóvenes salieron a descubrir el continente, igual que yo. Eran jóvenes inquietos, soñadores, entusiastas, que tuvieron la fuerza de voluntad para tomar la decisión de comenzar. En eso me siento identificado. En el camino tomaron conciencia de la injusticia social y lo que viene después todos lo saben. No tengo la formación política que tenía el Che por aquel entonces para juzgar las acciones del sistema vigente, pero soy consciente de los resultados que provoca.
«Siempre pienso en el Che. Pienso que de haber vivido la misma época seríamos tres los del viaje en moto. Tendríamos mucho de qué hablar, tendríamos proyectos y más sueños. Si nos cruzáramos él y Granado con «La Poderosa» y yo con «La Cardenilla» seguro que pararíamos a tomar unos mates y haríamos una ruta juntos. Él, como tantos soñadores y visionarios, compartiría este viaje con entusiasmo, no lo dudo».
1 Años.
2 Cualquier lector del blog de Martín puede dejarle un mensaje al autor, agregando un comentario o utilizando su dirección electrónica americaen2ruedas@yahoo.com.ar
3 Un tipo de sitio web que se utiliza como diario o bitácora personal en Internet.
4 Short message service (sms): mensajes cortos enviados por teléfonos móviles.
5 Bebida típica.