El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, ferviente admirador del mar, de su exploración y la contemplación submarina, uno de los defensores más relevantes del mundo en la preservación de las riquezas de esos ecosistemas —a la altura de pioneros como Jacques Yves Costeau—, y el estadista que más desvelo ha demostrado en los siglo XX y XXI en la preservación y defensa del medio ambiente, fue acreedor de la primera versión del Premio Nacional de Ciencias del Mar por la obra de la vida.
La comunidad científica de las ciencias del mar de Cuba acordó otorgar el Premio, en su primera versión, al líder cubano y a cinco relevantes científicos que dedicaron vida y obra al estudio del hábitat marino, sus especies y su cuidado.
Luchadores a favor de la naturaleza como la doctora María Elena Ibarra Martínez, profesora de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana y una de las más notables pedagogas en estas disciplinas, y José Fernández, zoólogo, curador y naturalista superior del Instituto de Ecología y Sistemática, fueron acreedores del premio.
También lo recibió Enrique Oltusky, que durante años de dedicación a los asuntos del mar, como viceministro de la Industria Pesquera, es merecedor de un vasto conocimiento teórico y práctico en la materia, según se expresó durante la entrega.
Los maestros de las ciencias del mar Darío Guitart Manday y Osvaldo Gómez Hernández, pioneros de esas disciplinas desarrolladas por la Revolución, también fueron acreedores post mortem del Premio Nacional.
Las acreditaciones de mérito fueron informadas durante la inauguración del VII Congreso de Ciencias del Mar, que reúne esta semana a unos 300 especialistas de 51 instituciones cubanas y a decenas de expertos de otros 15 países.
La apertura del encuentro, surgido hace 21 años, fue presidida por Fernando González Bermúdez, titular interino del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y Alfredo López, máxima autoridad del Ministerio de la Industria Pesquera.