Foto: Calixto N. Llanes En su evidencia más mezquina y burda, el bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba puede provocar repugnantes torpezas.
Quienes habitamos en este archipiélago, y centenares de personas sensibles de este mundo nos indignamos permanentemente por sus hechos genocidas.
Este afán de dominación contra la Revolución Cubana se manifiesta a través de diversas variantes sinuosas o solapadas que hemos padecido todos los cubanos, incluidos, más del 70 por ciento de nuestros habitantes nacidos tras el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959.
El enemigo imperialista, siguiendo el guión de su plan de atomización del país, intenta presentarlo como expresiones de la ineficiencia o de la incapacidad del sistema socialista libremente escogido por los cubanos. Lo cierto es que no hay un solo escenario en el que las más jóvenes generaciones no hayamos visto aparecer el bloqueo como dragón maldito de mil cabezas: en las dificultades para mantener el estado constructivo de las escuelas, en las carencias de materiales escolares, el déficit de implementos y recursos para el desarrollo de la recreación, del movimiento deportivo y cultural, así como para el de la informática y la computación.
Desde que un niño, un adolescente o un joven de esta Isla se levantan en la mañana en su hogar, hasta que reposa su cabeza sobre la almohada, los efectos de las medidas de acoso de Estados Unidos le salen a cada paso de su existencia.
Todo ello nos ha obligado como generación a vivir en un país amenazado permanentemente por una voraz potencia vecina, que de siempre intentó aniquilarnos como nación y esclavizarnos como pueblo.
La irracional aplicación extraterritorial de la política de bloqueo ha sido denunciada por la juventud cubana en todos los escenarios internacionales en los que hemos estado presentes contando con el apoyo de la inmensa mayoría de los representantes homólogos de otras latitudes del mundo.
Muestra de ello fue el comunicado especial contra el refuerzo al cerco impuesto por los Estados Unidos a Cuba que aprobó la recién concluida XIII Conferencia de Ministros y Altos Responsables de Juventud de Iberoamérica efectuada en La Haban los días 19 y 20 de octubre de 2006.
La última expresión de esa apetencia imperial es el denominado Plan Bush —un inmoral e irracional engendro para la anexión de Cuba—, que no se esconde en su propósito de subvertir la Revolución, para cuyo fin contiene incluso un anexo secreto.
Frente a tanta vulgaridad política, la Unión de Jóvenes Comunistas, como vanguardia de la juventud cubana, y las organizaciones estudiantiles, en cuyas filas se agrupan las nuevas generaciones de cubanos guiados por el Partido, Fidel y Raúl, oponemos el método trazado por José Martí: «A un plan obedece nuestro enemigo: de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan».
Unión de Jóvenes Comunistas. Federación Estudiantil Universitaria. Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media. Organización de Pioneros José Martí