Los universitarios proponen nuevas formas de contribuir al trabajo social. Foto: Franklin Reyes
Mi Brigada ya tuvo su Congreso. Nada de grandes salones plenarios, solo la austeridad de un aula cubana y la bandera como estandarte.Lo digo así porque cada uno de quienes hemos compartido cinco años esta vetusta casa que sirve de sede a la Facultad de Comunicación, en el Vedado capitalino, dijo lo que opinaba en torno a las principales preocupaciones que hoy atañen a los universitarios cubanos.
En este foro se habló de lo humano y lo «divino». Y todo se inició por una pregunta esencial.
¿Cómo combinar el estudio con el compromiso de servicio social de cada miembro de la Federación Estudiantil Universitaria? Nosotros hablamos de la necesidad de un espacio en las tareas de la Revolución. Y es que no se puede perder de vista que la universidad cubana es de las más sui géneris del mundo. Estamos llamados a ser agentes de cambio de la sociedad, pero al mismo tiempo profesionales de calidad para darle continuidad al proceso revolucionario.
No se trata de negarnos a la aportación social, sino de buscar el punto medio entre el trabajo social y el estudio, para cumplir con el llamado martiano de ser un «Ejército de Luz».
La propuesta fue concreta: buscar mejores fórmulas, más organizadas, menos formales, que hagan del trabajo social una actividad intrínseca de las distintas especialidades universitarias, y no un ejercicio maratónico
En mi brigada se consideró que debe estimularse, desde nuestros espacios de influencia, un tipo de servicio social que abarque los 365 días del año.
Ello no implica que un día el llamado sea a la movilización y marche en masa la Universidad, dejando a un lado hasta lo impostergable como en otros tiempos de zafra, cosecha de papa o contra el bombillo incandescente.
Nuestra labor como miembros de la Federación Estudiantil Universitaria tiene que ir mucho más allá de los números, de los saldos cuantitativos —que en ocasiones van delante— cuando en realidad tiene que hacerlo el estandarte de lo bien hecho.
Otra pregunta que no quedó en el aire fue ¿cómo debe ser la Brigada universitaria? Como nosotros, saltó alguien. Y tuvo la risa por respuesta, porque es difícil hacer que un aula se parezca a tantas personas. Pero es que después de cuatro años y un poco juntos, la brigada de Quinto de Periodismo ha hecho por la unión de los suyos: desde un coro para el festival de cultura, hasta un buen fin de semana en una casa en la playa.
Otra inquietud nacida aquí, pero palpitante entre el resto de los estudiantes es cómo dar solución —hasta donde los recursos del país lo permitan— a los problemas materiales que persisten en las residencias estudiantiles, en los laboratorios de computación y en las aulas universitarias.
Las ideas en torno al movimiento cultural universitario fueron claras, pues ese modelo de recreación que se propone el país pasa por los aficionados, en cuya atención hay deficiencias. En muchos casos no hay siquiera vestuario para las presentaciones, sin embargo se les exige y evalúa como profesionales. En oportunidades los seguidores son relegados a escenarios inapropiados para ensayos y actuaciones, y solo una vez al año pueden acudir a salones, teatros o salas adecuados.
En mi grupo se habló de que no basta con tener un estadio universitario remodelado, porque ello solo no decide la suerte del movimiento deportivo entre nosotros. Hoy los juegos deportivos son ricos como movimiento, pero persisten limitaciones que las empañan, como lo es hacer las competiciones de nado en piscinas inadecuadas o que las medallas —ese hermoso trofeo de los ganadores— sean insuficientes o no lleguen a tiempo.
A la mayoría de mis compañeros les preocupa que el estipendio sea un acto simbólico, en comparación con los precios imperantes en el país. También en eso se está convirtiendo el llamado «medio pasaje estudiantil», que no está funcionando operativamente para los nuevos ómnibus ASTRO. El acuerdo existente entre el Ministerio de Transporte y la FEU, no cubre los nuevos precios y servicios especiales.
Esa es la brigada que queremos legar a los que llegan: un espacio donde nos propongamos mejorar y mejorarnos.