Gisleidy Sosa, presidenta de la OCLAE. Foto: Roberto Suárez
Las razones que impulsaron el nacimiento de la OCLAE hace 40 años, no son precisamente historia. «En este mismo momento —narra Gisleidy Sosa, presidenta de esa organización— los estudiantes de secundaria chilenos están manifestándose nuevamente en las calles. También lo estuvieron los salvadoreños, defendiendo su autonomía universitaria, y los estudiantes colombianos se mantienen en pie de lucha perennemente».Hablamos de una organización de 40 años, sí, pero de aliento joven, renovador. «La OCLAE agrupa a 38 federaciones estudiantiles de 23 países, más de 120 millones de estudiantes entre secundaristas y universitarios. En su origen estuvo la necesidad de una estructura que pudiera agrupar a las diferentes federaciones ya existentes, como la FEU de Cuba, la FEU de Uruguay, la de los estudiantes de Argentina, la de los chilenos, la de Brasil, y que respondiera a los intereses de los educandos».
—¿Cuáles han sido sus objetivos de lucha?
—Alcanzar una educación pública, gratuita, accesible y de calidad. Asimismo, lograr la democratización de esa educación, seguir la lucha contra el mismo opresor: el imperialismo norteamericano, y defender en todo momento derechos como la autonomía universitaria, el boleto estudiantil, entre otros.
—¿Qué frutos han podido obtener?
—En principio, preservar el protagonismo de esta organización juvenil, la más representativa del continente. La OCLAE ha mantenido anualmente su sistema de encuentros, de luchas. Ha desarrollado 14 congresos y ha tenido una presencia activa en la defensa del derecho a la educación y contra las políticas neoliberales, el ALCA, los TLC bilaterales. Y ha sido posible mantener una retroalimentación con otras organizaciones y espacios de coordinación en las campañas de los movimientos sociales de la región.
«Pienso que ha habido una relación muy importante, crucial, entre los movimientos sociales y el movimiento estudiantil. La OCLAE forma parte del comité organizador del Foro Social Mundial, y evidentemente en cada uno de ellos hemos desempeñado un papel movilizador.
«En esta batalla, ha sido trascendental el ejemplo de los próceres latinoamericanos, el Che entre ellos, y el rol de los gobiernos progresistas surgidos en estos años de cambio en Latinoamérica. Crucial ha sido el ejemplo de nuestro Comandante en Jefe.
«Evocamos además a los cientos de jóvenes masacrados durante las dictaduras militares, a los todavía desaparecidos, al puertorriqueño José Rafael Varona (Fefel), quien mientras representaba a la OCLAE en Vietnam, cayó gravemente herido durante un bombardeo yanqui y murió a causa de las heridas casi un año después. Son ejemplos así los que nos compulsan a seguir luchando».
—¿Cómo mira al futuro esta organización de los jóvenes latinoamericanos?
—Retomando las razones que propiciaron su nacimiento. Los estudiantes siguen en las calles porque no se les respetan sus derechos. El enemigo imperialista cambia constantemente sus métodos de intromisión en nuestros países, sigue militarizando el mundo, fraguando guerras. Mientras existan estos tipos de males en el continente, mientras exista quien los impulsa, y mientras queden insatisfechas las necesidades de los estudiantes, la organización tendrá su razón de ser.
«Realmente es un momento de análisis y debate. Esta generación ha tenido el privilegio de ver resurgir una nueva América. Los jóvenes latinoamericanos, testigos de la verdadera integración que se materializa en el ALBA, tendremos que seguir en las calles en los mítines, en las huelgas, para defender nuestros intereses y para luchar por las causas más nobles del continente».