La tecla del duende
En ocasiones, las llamadas telefónicas se posponen, como si la existencia fuera eterna y el tiempo resultara todo nuestro espacio. A veces un golpe sacude nuestra vida y nos percatamos de que mañana es un adverbio de tiempo. Así pensé cuando supe que Jorge Juan Lozano Ros, destacado intelectual cubano, ya no se encontraba entre nosotros.
Sencillamente Lozano para quienes le conocimos, era un maestro todo humildad desde la sabiduría. Comunicaba en imágenes, colocando ante nosotros al Martí que laboraba por Cuba desde 120 Front Street. O al Mella que soñaba la FEU con el respaldo silencioso de su padre Nicanor.
En una de las tertulias que convoca esta sección, Lozano nos dijo: «Desde esta espiritualidad, Cuba se salva».
Para ello estamos entonces en sesión permanente, maestro mío, maestro de muchos.
Quienes lo conocieron, lo amaron; quienes no lo amaron, no lo conocieron. Nos corresponde defender su legado y contar de su valía, de la utilidad de su virtud, de su amor por este verde caimán. Dichoso por ser bueno, libre por ser culto, no puede marcharse definitivamente, porque es necesario entre nosotros.
Dentro de 38 días efectuaremos nuestra tertulia anual en Guaracabulla, en aniversario cerrado de la convocatoria inicial por Guillermo Cabrera Álvarez, cuyo deceso aconteció allí ese mismo día, en el centro de Cuba. Ya informaremos los detalles, pero aliste usted su expedición para el domingo 3 de julio. Le esperamos.
Desde Holguín me cuenta Cary que la tertulia en esa ciudad honró a las madres y a José Martí en mes de Romerías, en el que siempre se le hace una reverencia a la tradición, puesto que no hay hoy sin ayer.
Y desde Las Tunas Nieves revela que, con la invitada de la tarde Elizabeth Borrero Batista, actriz talentosa y persona especial, hubo consejos desde el arte que llenaron de esperanzas al auditorio. Martí estuvo representado por Roinel, presidente del Movimiento Juvenil Martiano. Hubo lecturas a cargo de Aymée y Anaicel, Marbelis llevó las frases, hubo dulces, regalos y ternuras, para que siga quedando en los corazones un espacio donde guardar amigos.
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