La tecla del duende
El amigo Yansel Camilo, teclero habanero, puso en mis manos el texto Ética para Amador, maravilloso libro en el cual el filósofo y profesor español Fernando Savater, mediante una larga carta a su hijo, va descubriendo las claves de la existencia humana. Con el fragmento final de este libro quiero que despidamos el año. Un abrazo grande a todos y que 2015 nos sorprenda siendo, como el hijo de Fernando, amadores impenitentes.
La buena vida no es algo general, fabricado en serie, sino que existe a la medida. Cada cual debe ir inventándosela de acuerdo con su individualidad, única, irrepetible... y frágil. En lo de vivir bien, la sabiduría o el ejemplo de los demás pueden ayudarnos pero no sustituirnos.
La vida no es como las medicinas, que todas vienen con su prospecto en el que explican las contraindicaciones del producto y se detalla la dosis en que debe ser consumido. Nos la dan sin receta, la vida, y sin prospecto. La ética no puede suplir del todo esa deficiencia porque no es más que la crónica de los esfuerzos hechos por los humanos para remediarla. Un escritor francés muerto no hace mucho, Georges Perec, escribió un libro titulado así: La vida, instrucciones para su uso. Pero se trata de una deliciosa e inteligente broma literaria, no de un sistema de ética. Por eso he renunciado a darte una serie de instrucciones sobre cuestiones concretas: que si el aborto, que si los preservativos, que si la objeción de conciencia, que si patatín, o que si patatán. Ni mucho menos he tenido el atrevimiento (¡tan repelentemente típico de quienes se consideran «moralistas»!) de predicarte en tono lastimero o indignado sobre los males de nuestro siglo: el consumismo, ¡ah!, la insolidaridad, ¡eh!, el afán de dinero, ¡oh!, la violencia, ¡uh!, la crisis de valores, ¡ah, eh, oh, uh! Tengo mis opiniones sobre esos temas y sobre otros, pero yo no soy “la ética”: solo soy papá. A través de mí la ética lo único que puede decirte es que busques y pienses por ti mismo, en libertad sin trampas: responsablemente. He intentado enseñarte formas de andar, pero ni yo, ni nadie puede llevarte en hombros. ¿Acabo con el último consejo, sin embargo? Ya que se trata de elegir, procura elegir siempre aquellas opciones que permiten luego mayor número de otras opciones posibles, no las que te dejen cara a la pared. Elige lo que te abre: a los otros, a nuevas experiencias, a diversas alegrías. Evita lo que te encierra y lo que te entierra. Por lo demás, ¡suerte! Y también aquello otro que una voz parecida a la mía te gritó aquel día en tu sueño cuando amenazaba arrastrarte el torbellino: ¡confianza!
GRAFITI
Rubén: Gracias por enseñarme que existe mucha más vida después de los fracasos. Yuly
Dayani: Finalmente demostraste lo que sentías por mí: nada. Felicidades y gracias. Mario
Mi Ángel negro: La palabra va al corazón cuando ha salido del corazón: el amor no se declara, se prueba. Tu Nely