La tecla del duende
Nunca he visto a nadie como a Roberto Manzano, el poeta y editor avileño, conversar tan seriamente con las musas. Guajiro de tierra adentro y sueño alto, este agudo profesor es una columna de la poesía cubana. A su libro Synergos pertenecen las líneas que siguen...
22. Enviaré bellas noticias a tu corazón, oh, semejante mío, las puliré como estatuas que capten tus expectativas hondas;/ serán recados diversos, todos con orlas y músicas, que irán cantando sobre el color de la vida mientras das tus pasos justos;
mientras tú vas centrando y orillando tu destino, te llegarán mis telegramas donde las esperanzas no tienen límites;/ todos los papeles que te envío tienen la fuerza del molino eólico, de la boca terrestre que exhala los cuatro vientos;
no ves esas pequeñas banderas que se suman veloces por la ruta donde tú esperas que salte la ventura?;/ cada vez que nos encontremos te desearé salud y suerte, desenvolvimiento y paz, la comunión más abundante;
ojalá goces de la carne y del espíritu, tengas silla y fragua, sepas cómo sostener un colibrí sin riesgo sobre el dedo;/ que se te junten los aceites y las cartas, los hijos y los aposentos, los declives pausados hacia la dicha;
desde aquí te envío una nota, y la veo entrar enseguida como un bajel colorido en tu corazón de espuma;/ son cardiogramas que escribo en la soledad como un cartero alucinado, oh Cheval, como un ciclista ilusorio;
siempre me imagino que estás en el mismo sitio, que te llegan las esquelas más tardías, los paquetes más desorientados;/ ya no me bastan las caligrafías y las viñetas donde las líneas bailan deseándote prosperidad y adecuado consumo;
qué puedo hablarte de mí que a duras penas enderezo mis gramáticas, que se me pierden las esbeltas gallinuelas;/ porque yo me busco de continuo, y siempre reposo sobre la brasa, y soy un eterno estudiante de los jeroglíficos invisibles;
me pongo los dedos sobre el esternón, y siento una alegría y un dolor por mi vida que salgo rápido a enviarte saludos;/ desde aquí telegrafío mi solidaridad más vasta, y qué necesitas que yo sueñe por ti, porque soy ducho en sueños;
yo tengo una extraña sintonía con lo superfluo, con lo que pisotean, con el ensimismamiento que los otros se callan;/ a lo largo de mi vista oteo a las víctimas, y escribo cartas de denuncia que llegan tarde a los altos talleres;
todo se me demora, pues yo soy corresponsal de lo interior, se me va la vida en el polvo fatigado del municipio;/ pero para ti, oh semejante mío, estoy enviando desde que nací mis mensajes de lucidez y asombro, de estrellerío insomne!
Este domingo, 10:00 a.m., galería Oscar Fernández Morera.
Katy: ¡Funcionó! Mi corazón late con más fuerza, aun cuando lo tienes en tus manos.