La tecla del duende
La vida es un prodigio insólito. Esa maravilla de cualidad superior en la que átomos y moléculas «saltaron» hasta el pálpito existencial de una célula, lleva en sí todo el asombro.
Respirar, nutrirse, desechar lo que sobre a la perfecta maquinaria de un organismo, latir en un ciclo de transformaciones constantes, dejar huella en quienes siguen el camino largo de la caverna a la galaxia… Cada una de sus funciones, acciones, movimientos, encierra una magia irrepetible.
La vida es un prodigio insólito. Inatrapable en todas sus quimeras para la ciencia o la poesía. Centelleante perpetua de incógnitas.
Pero también la vida, desde hace algunos años, en virtud de la propia «inteligencia» humana, se ha tornado un riesgo, una certeza trágica, el temor creciente de que no haya vida. Y el barrio grande que llamamos planeta y el pequeño que puede ir desde la calle de enfrente hasta la laguna en que de niños pescamos, dan señas agónicas de ruptura.
Por eso, queremos convocar este nuevo concurso, para premiar el ingenio y la belleza a favor de nuestro entorno. Las interrogantes podrían ser las siguientes: ¿Cómo te imaginas el planeta que le dejarías a un hijo o hermano? ¿Qué harías para mejorarlo?
* Que cada lector desarrolle, en no más de una cuartilla, el tema de estas preguntas.
* El plazo de admisión vence el próximo 25 de mayo. Los trabajos pueden ser entregados personalmente en JR, enviados a nuestra dirección postal o al buzón: concursoplaneta@juventudrebelde.cu
Yo quisiera poder aplacar una fiera terrible/ yo quisiera poder transformar tanta cosa imposible/ yo quisiera decir tantas cosas/ que pudieran hacerme sentir bien conmigo/ yo quisiera poder abrazar mi mayor enemigo.
Yo quisiera no ver tantas nubes oscuras arriba/ navegar sin hallar tantas manchas de aceite en los mares/ ni ballenas desapareciendo por falta de escrúpulos comerciales/ yo quisiera ser civilizado como los animales…
Yo quisiera no ver tanto verde en la tierra muriendo/ ni en las aguas de ríos los peces desapareciendo/ yo quisiera gritar que ese tal oro negro/ no es más que un negro veneno/ Ya sabemos que por todo eso vivimos ya menos.
Yo no puedo aceptar ciertas cosas que ya no comprendo/ El comercio de armas de guerra de muertes viviendo/ Yo quisiera hablar de alegría en vez de tristeza/ Mas no soy capaz/ Yo quisiera ser civilizado como los animales…
Yo no estoy contra el progreso/ si existiera un buen consenso/ errores no corrigen otros/ Eso es lo que pienso. (Roberto Carlos)
Este sábado, a las 2:00 p.m., se reunirán los tecleros de Ciego de Ávila en la biblioteca provincial. El elogio a las cubanas centrará la tertulia. Y el domingo 28, en el centro Huellas, del bulevar tunero, a la misma hora, se encontrarán los duendes de Las Tunas. El idioma de las mujeres, será el pie forzado.