Los que soñamos por la oreja
Hacía varios años que no iba a Ciego de Ávila, lugar del que guardo muy gratos recuerdos. Por eso, cuando la gente del Grupo de Gestión Cultural enrolarte producciones me invitó al IV Encuentro Nacional de Jóvenes Trovadores, no dudé en decirles que sí. Entre otros objetivos, el evento perseguía celebrar el cuarto aniversario de la peña Trovándote, surgida en 2005 por iniciativa del cantautor Yoan Zamora y del realizador audiovisual Jorge Luis Neyra, con miras a promover a los nuevos creadores avileños de diferentes manifestaciones artísticas, pero con el accionar de la trova como centro del espacio.
Una vez más comprobé que mi afición por recorrer el país de punta a cabo me resulta en lo personal altamente gratificante. Si algo le agradezco al desempeño de mi quehacer como periodista es que, gracias al ejercicio de la profesión, he podido viajar por toda Cuba y, con ello, librarme un poco del enfoque habanocentrista, tan dañino a la hora de intentar comprender los disímiles procesos que vive nuestra sociedad. Por ello, la visita a Ciego de Ávila fue algo así como cargarme las pilas y verificar que, aun en medio de la crisis económica que vivimos, pueden efectuarse festividades culturales, con un grado de organización cercano a la perfección, en caso de que esta exista.
Si una cosa aprecié entre las personas que estaban al frente del encuentro —realizado del 5 al 9 de octubre y con trovadores de Ciudad Habana, Villa Clara, Cienfuegos y Ciego de Ávila—, fue el sentido de unidad en pro de sacar adelante un proyecto, no asumido como el cumplimiento de una tarea orientada por alguien, sino como la consumación de un sueño, compartido tanto por los trovadictos como por otros muchos cómplices en el disfrute de la creación artística en su sentido más abarcador.
Además del Grupo de Gestión Cultural enrolarte producciones, el certamen estuvo auspiciado por el Centro Provincial de la Música, la Asociación Hermanos Saíz, la UJC, la UNEAC, la Dirección Provincial de Cultura, ARTEX, la Casa de la Trova Miguel Ángel Luna y el Hotel Sevilla, lugar donde nos hospedamos los participantes en el evento y donde me sentí como si estuviese en mi propia casa, gracias a la amabilidad del personal de la instalación.
En lo concerniente a la programación del encuentro, la misma incluyó conciertos, descargas, presentación y venta de discos a cargo de Virgen Gutiérrez en representación del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau; lectura de poemas por los avileños Rolando Rivero y Eduardo Pino, y un evento teórico donde intervinimos como conferencistas Bladimir Zamora Céspedes y el que suscribe. De especial significado en estas jornadas fue la tarde del viernes 9, cuando se puso en circulación un CD de producción independiente, con una antología de 14 temas grabados en vivo por nueve trovadores en distintas emisiones del certamen.
Entre los aspectos que merecen especiales elogios, yo mencionaría el del respaldo promocional de la televisión local, que entrevistó a varios de los invitados, así como el de la calidad de audio registrada en los distintos escenarios del evento, es decir, el patio de ARTEX, en la Casa de la Trova y sobre todo en la UNEAC. Destacable también fue el apoyo musical brindado a los trovadores por varios instrumentistas, entre ellos el saxofonista Liván Tartabul, el pianista Alejandro Yánez y el percusionista Armando Osuna, todos de tremenda valía en lo que cada uno de ellos hace.
Cuando en la madrugada del sábado 10 el IV Encuentro Nacional de Jóvenes Trovadores terminaba con un sabroso fetecún en el patio de ARTEX, extendido luego a uno de los parques de la ciudad para ir a concluir en una descarga en uno de los balcones del Sevilla, el sentir de los participantes era el de total gratitud al colectivo integrado por Yoan, Nayivis, Neyra, Liudmila, Fernando, Yohani, Calaña..., quienes dieron lecciones de lo que es realizar un evento con la mayor profesionalidad posible y teniendo como premisa el respeto por el artista y el público, algo que tristemente no suele ocurrir con la frecuencia requerida.