Frente al espejo
«Estimado José Luis: Leí con mucha atención tu artículo ¿Gigantografía de la discordia? (José Luis López Sado, 9 de agosto) y además promoví que lo leyeran algunos de mis familiares. Todos coincidimos contigo en que La Habana no merece ser la excepción.
«Te confieso que conocí de las gigantografías por tu artículo y aunque ningún industrialista —yo me encuentro entre ellos— tiene derecho a faltar el respeto a las autoridades deportivas de nuestra provincia o nación, considero que esa decisión atenta contra el compromiso con la “camiseta” que tanto queremos lograr en los jóvenes, el apoyo a los jugadores en cada provincia, en La Habana y las demás, que pedimos.
«Si se decidiese hacer una galería de fotos de los peloteros que le han dado glorias al país en un salón, en un pasillo del Latino, lo aplaudiría —creo que muchísimos merecen un eterno reconocimiento—, pero el terreno del Latino con sus gradas, sus luces, sus carteles y todo lo demás es de los habaneros, y por eso las gigantografías encima de las gradas han de ser de peloteros de Industriales y los otros equipos que han representado a la provincia, como sucede en el Sandino, el Capitán San Luis o el Guillermón.
«Quizá cuando haya una competencia internacional en el Latino debamos traer las gigantografías que lucen los estadios de todas las provincias, y los primeros que disfrutaremos de esto seríamos los propios habaneros...». (Gilda Vega Cruz)
«Muy bien y acertado tu comentario, Osviel (¿Siempre la misma sal?, Osviel Castro Medel, 12 de agosto). Tus ejemplos de los que han hecho historia en el arte de hacer reír finamente son válidos, aunque no los únicos, pero yo quisiera reconocer a uno muy joven y muy bueno: Luis Silva. En él se combinan talento, proyección, respeto... lo cual lo convierte en catalizador de carcajadas espontáneas». (José Antonio)