Frente al espejo
«A mi modo de ver lo más interesante y a su vez más difícil de lograr es lo planteado en el penúltimo párrafo de su artículo (Sin patadas y piñazos, Lázaro Jorge Carrasco, estudiante de Periodismo, 3 de julio): “corresponde a los adultos orientar los gustos de los menores con propuestas interesantes”… He ahí el dilema, dónde hallar las propuestas interesantes en un cine netamente comercial. Muchas veces mis hijos me han invitado a ver una película “buenísima”, según ellos, que desde su inicio no es más que la copia al carbón de otros centenares de películas, cargadas de racismo, machismo, intolerancia, violencia, vulgaridad… y que circulan libremente —memoria flash en mano— de un lugar a otro sin ningún control…
«Nos hemos ido habituando a este tipo de cine que intoxica, y que para verlo no es necesario poner atención a la trama porque la misma no existe. No tienes que poseer información previa o conocimientos anteriores sobre el tema que se va a tratar; simplemente es “sentarte y tragar”. Cuando una película seria como la que usted menciona se proyecta, hay quien se retira; y la respuesta de un tiempo a esta parte es “que para dramas está la vida”…, o “cuando nos sentamos frente al televisor a ver una película es para desconectar”… ¿Desconectar con violencia sin límites y sangre a borbotones?». (Emigdio)
«Saludos a los excelentes periodistas que tiene el diario Juventud Rebelde, en especial a José Alejandro Rodríguez por su sección diaria Acuse de Recibo, muy seguida por todos los lectores. Felicitaciones, además, a Ciro Bianchi Ross por los excelentes artículos que nos ha brindado sobre Antonio Maceo en su página dominical de Lectura (Dime Antonio, a secas y Con un palo y una lata, 13 y 20 de junio)». (Maikel Sánchez Sánchez, Media Luna, Granma)