Frente al espejo
«¡Qué interesante su trabajo sobre el arroz (El grano nuestro de cada día, Marianela Martín González, 17 de agosto)! Muchas felicidades.
«Mi motivación al escribirle es interesar a Juventud Rebelde en promover un nuevo sistema de producir arroz en el sector no especializado, por transplante o siembra directa, llamado SICA (Sistema Intensivo de Cultivo Arrocero).
«En el año 2000 me encontraba trabajando en el autoconsumo del MINAZ y fuimos los primeros en probar el sistema en la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Camilo Cienfuegos (Pinar del Río). Todavía recuerdo cuando el jefe de autoconsumo del MINAZ allí informó que había obtenido rendimientos superiores en una primera prueba con el SICA, casi el doble del rendimiento tradicional. Han pasado casi ocho años, el SICA se emplea ya en aproximadamente 30 países —entre ellos China, India e Indonesia, los tres productores asiáticos más grandes—, y además del incremento del rendimiento agrícola todos han reportado una reducción importante en la necesidad de agua, menos plagas, menos necesidad de fertilizante, menos fuerza de trabajo —una vez que se aprende la técnica— e incluso algo nuevo y poco estudiado aún, un mayor rendimiento industrial, hasta un 15 por ciento.
«Desde que el SICA fue introducido en Cuba, ha sido reconocido en varios talleres internacionales pero, a mi juicio, nunca ha recibido una divulgación nacional importante, acorde con las necesidades económicas de un país como Cuba, interesado en producir más alimentos. En noviembre de 2007, en una reunión celebrada en la sede de la Agricultura Urbana con su director, el Doctor Adolfo Rodríguez, conjuntamente con el director del Instituto de Arroz, el Doctor Jorge Hernández, y el director del Arroz Popular, el Doctor Luis Alemán, se tomó la decisión colectiva de promover el SICA dentro del sistema nacional de divulgación y capacitación de la Agricultura Urbana (AU).
«Próximamente se recogerán las primeras cosechas del SICA dentro de la AU, pero en Cuba ya tenemos varios resultados muy interesantes relacionados con este sistema —en las CPA Camilo Cienfuegos, y Gilberto León y Jorge Dimitrov (La Habana). (Rena Pérez)
«Me permito escribirle para agradecerle por sus trabajos, en especial por el titulado Al boxeador estadounidense Joe Louis le quitaron los pantalones en La Habana (Ciro Bianchi Ross, página dominical de Lectura, 24 de agosto). Cuando le leí a mi abuelo su magnífico relato, él, muy agradecido, me pidió que le escribiera... Muchas gracias, además, por enseñarnos que se puede realizar un buen trabajo periodístico. Es usted un maestro para aquellos que comenzamos en tan linda profesión. Continúe realizando su maravillosa labor. Ah, y no piense que mis palabras son, recordando algo que dijo el Che, una expresión de guataquería criolla». (Javier Martínez Delgado, estudiante de Periodismo, Universidad Central Marta Abreu, Villa Clara)
«Les escribo nuevamente manifestándoles mi agrado por los textos publicados en la Tecla del Duende. Siempre se agradece la buena escritura, didáctica, sencilla y asequible a todos». (Ernesto Quintana)
Y a propósito de las reseñas Lección de canto y derroche de ética (Rufo Caballero, 4 de junio) y Grandes todos de la cultura cubana (Rufo Caballero, 12 de agosto), recibimos el siguiente mensaje:
«Soy una soprano ecuatoriana y formo parte del elenco del Teatro Nacional Sucre, en la ciudad de Quito, en el Ecuador, y me motivé para escribirles cuando supe que se conmemoran 50 años de carrera artística de la maestra cubana María Eugenia Barrios, a quien tuve la oportunidad de conocer en el 2005, cuando la Compañía Lírica del Teatro Nacional Sucre empezó su actividad dentro del ámbito operístico en el Ecuador —desde hace más de 15 años esta se vio desplazada por la falta de elencos nacionales propios.
«Durante algunos meses recibí de la maestra Barrios sus enseñanzas, y gracias a ellas la producción operística nacional en el Ecuador tomó un rumbo, empezando con producciones pequeñas como La Serva Padrona, de Pergolesi, y otras de mayor exigencia como Manuela y Bolívar, primera ópera ecuatoriana en llevarse a la escena.
«Me atrevería a manifestar que para mí existe un antes y un después de María Eugenia, quien a través de sus cualidades como maestra, amiga y madre me dio lecciones de vida muy importantes, las mismas que intento reflejar en escena cada vez que debo interpretar un rol. Creo extremadamente merecidos los homenajes que se le puedan rendir». (Vanessa Lamar Salas)