Frente al espejo
«No me sorprendieron los testimonios que recogió Alina Perera en el Campamento de Verano de Cojímar (Campamento de los afectos, Alina Perera Robbio, 31 de agosto), porque experiencias tan humanas como esas viví en la Misión Milagro junto a los trabajadores sociales en el IPVCE Lenin, en aquellos tiempos en los que con solo 17 años, y sin ningún precedente de lo que sería esa tarea, recibíamos a personas que te tomaban del brazo en busca de ayuda porque sus ojos estaban enfermos, y con nuestras manos de “niños todavía” dábamos el apoyo y la solidaridad que del cubano emana por naturaleza.
«Esta vez las historias conmueven porque los protagonistas son niños a quienes la vida les escribió su destino en líneas torcidas. Sin embargo, en posición opuesta a la naturaleza está la fuerza de la Revolución que en esta ocasión encarna en los trabajadores sociales, seres que conocen el sabor de segundas oportunidades y les devuelven las ganas de vivir a plenitud no solo a estos niños, sino también a sus padres.
«Quienes llegamos a conocer cuánto trabajan esos muchachos que el Comandante llamó «médicos del alma», los admiramos mucho y nos alegramos cuando personas con la sensibilidad de Alina escriben sobre ellos y les reconoce su “día a día”». (Rosy Amaro Pérez, estudiante de Periodismo)
«Quisiera expresarle cuánto me agrada su espacio en JR (Ciro Bianchi Ross, página de Lectura de la edición dominical), en el que siempre saca a la luz cosas de nuestro pasado tan gracioso y pintoresco. Me encantó la historia de Yarini (31 de agosto), pero algunas amistades mías y yo quisiéramos conocer más acerca de este personaje. ¿Cómo asimilaban sus familiares —si los tenía— que se dedicara a ese deshonroso trabajo? De veras quisiera que contara más al respecto, y resulta curioso que no se mencione a su familia en el entierro. Espero que usted nos complazca». (María Esther Anoceto)
«Después de muchos años de leer sus trabajos (Joaquín Borges-Triana, sección Los que soñamos por la oreja, página cultural de los jueves), me decido a escribirle. Soy un gran admirador suyo y aún lo recuerdo de las primeras ediciones del festival Ciudad Metal, en Santa Clara. Sus textos son realmente fabulosos, y lo considero el mejor periodista sobre música que existe en nuestro país. Me ha ayudado mucho a ampliar mis conocimientos sobre música y las corrientes creativas más importantes en la escena cubana, además de ayudarme a saber más acerca de las agrupaciones con más “onda”. No hay otro que se le compare y aplico a su caso la conocida frase popular: “Si hay otro como usted, empújelo que es de cartón...”». (Jesús Eduardo Escarrás Cao)
«Durante cada jornada de los Juegos Olímpicos lo primero que hice al comprar el diario fue leer el espacio que le dedicaron a reseñar la labor cubana en Beijing. Los artículos que escribieron usted (Luis López Viera) y Raiko Martín —con el concurso del fotorreportero Roberto Suárez, y de los diseñadores Andrés Cuan, Livier Castro y Arnaldo Morán, quienes pusieron el imprescindible toque visual— son de un alto valor estético. No solo informaron, sino que lo hicieron con poesía. Véase, por ejemplo, el dedicado a Eglys Cruz (Eglys Cruz da el tiro de gracia, 15 de agosto). Sepan que en Cuba reímos y lloramos cuando ganamos una medalla o nos la quitaron con brutal descaro, mas también disfrutamos con cada trabajo que ustedes escribieron». (Rafael Rodríguez Frías, estudiante de Comunicación Social, Santiago de Cuba)
«Estimado Joel: Quiero hacer referencia a sus artículos sobre la telenovela Polvo en el viento ¿Eso somos? I y Polvo en el viento, ¿eso somos? II, Joel del Río, 17 y 24 de agosto). Los encontré muy buenos... Solo quería referirme a un aspecto que quizá soslayaron otros televidentes: la falta de profesionalidad, de estudio, profundización, o la escasa o nula consulta a fuentes al confeccionar, al menos, la parte del guión vinculada al trabajo de Javier y David.
«Me parece que el modo en que la serie se refiere a la labor de los biólogos marinos y a un centro de investigaciones casi virtual es un insulto. Quienes nos dedicamos a esta profesión —ya estoy jubilada, pero no retirada— somos personas tan dedicadas que no reparamos en los sacrificios y casi no tenemos tiempo de pensar en otras cosas. No navegamos en yates, sino en barcos, y no siempre con las mejores condiciones; nuestros laboratorios y oficinas son sencillos y en ocasiones carentes de recursos para trabajar bien.
«Es un alarde, un absurdo casi, poner a Javier, David y sus colegas en esas oficinas lujosas, con esos bellos cuadros, que nada tienen que ver con nuestra realidad. Por otra parte, casi ningún espectador conoce ni se enterará jamás por esta novela de las reales amenazas a que están sometidos los arrecifes coralinos de Cuba y del mundo, porque solo se menciona hasta el cansancio la expresión “el proyecto”.
«Creo que se trata de una excelente oportunidad perdida de enseñarnos a proteger este importante ecosistema, que está en serio peligro y es una fuente de ingresos para la economía de Cuba y de muchos países que viven del turismo de buceo. Sin llegar a aburrir, nunca podemos desperdiciar ocasiones para enseñar cosas interesantes y que enriquezcan... Esto conlleva un estudio profundo y previo, y estudiar bien los guiones antes de aprobarlos.
«Si usted mismo fuera un adolescente, hoy, sin temor a equivocarme le aseguro que, guiándose por lo que nos presentan en Polvo en el viento, no quisiera estudiar otra cosa que no fuera Biología Marina. Nada más lindo, divertido, chic, bien remunerado y confortable que esta carrera, ¿no le parece?». (Ángela Corvea, bióloga marina, coordinadora de los proyectos ambientales Acualina)