Frente al espejo
Foto: Albert Perera Castro. Cuba ha defendido contra viento y marea el pleno empleo, pero la concreción de este principio ha estado marcada por no pocos sinsabores y contradicciones.
El propósito de analizar qué está sucediendo con la fuerza laboral más joven del país movió a la publicación del reportaje Empleo juvenil: ¿el cuento de nunca acabar? (Julieta García Ríos, Gusel Ortiz Cano, Lisván Lescaille Durand y Osviel Castro Medel, además de varios fotorreporteros de JR) en la edición del 25 de noviembre.
Uno de los primeros lectores en aventurar su opinión sobre el trabajo fue Douglas Limburg, de Canadá, quien nos comentó con cuánto interés lo había leído para acto seguido dejar claro que el problema no parecía alarmante, pues el desempleo juvenil en su país rondaba el 13%.
A Douglas se sumaron otros lectores, quienes con interés y entusiasmo se asomaron al debate:
«Leí el reportaje con atención. Soy ingeniero con más de 23 años de trabajo en el níquel. Estoy directamente en la producción, pero de vez en cuando imparto cursos de preparación para formar operadores de planta metalúrgica. Para estos cursos se solicitan al Órgano de Trabajo del municipio jóvenes de la reserva laboral que sean Técnico Medio o que hayan vencido el 12mo. grado.
«A mediados de este año se convocó el más reciente curso de capacitación. Se enviaron a mi empresa alrededor de 60 jóvenes, pero casi el 50% eran graduados en Comercio y Gastronomía, y los demás provenían de especialidades como Construcciones Metálicas, Contabilidad y Mecánica Automotriz. Resultaba curioso que solo dos jóvenes fueran Técnico Medio en Metalurgia, precisamente en Moa, municipio minero-metalúrgico por excelencia.
«Una vez concluido el curso incorporamos a estos jóvenes a las plantas, y una cantidad significativa de ellos va a la planta de hornos de reducción, en turnos rotativos de 12 horas, de día y de noche, con condiciones difíciles de trabajo, sometidos a altas temperaturas y emanación de polvo y gases, con gran rigor disciplinario...
«Muchos de ellos no resisten, y poco después piden la baja o tratan de ubicarse en áreas de menor exigencia de nuestra empresa o en otra entidad de la rama del níquel. Y se comprende que jóvenes que soñaron y se prepararon para trabajar en una TRD o en un restaurante, de uniforme limpio, en un ambiente agradable, no se sientan bien al verse trabajando en un puesto diferente al que imaginaron.
«Pero el próximo año se repetirá la historia, pues esas plazas vacantes hay que ocuparlas.
«Estos jóvenes merecen más respeto. ¿Por qué cada año se gradúan tantos técnicos medios en Comercio si no hay ubicación laboral posteriormente? ¿Por qué seguir formándolos en grandes cantidades y en especialidades en las cuales sabemos que no serán ubicados?». (Ing. Reiner Hernández Pérez, tecnólogo de procesos, Planta Hornos de Reducción, Empresa del Níquel Comandante Che Guevara, Moa)
¿Y qué sucede cuando limitaciones relacionadas con la edad y la experiencia laboral no son tenidas en cuenta? Hacia ese ángulo del asunto mueve nuestra mirada la siguiente opinión:
«El tema del empleo juvenil es complejo y hay una arista suya que no vi en el artículo.
«Es un hecho que ciertos jubilados continúan trabajando en algunas instituciones al terminar su vida laboral —con lo que estoy plenamente de acuerdo— y ocupan plazas en el sector emergente de la economía.
«Ello pudiera limitar la entrada de jóvenes a ese sector. A la hora de asignar un empleo, la comisión que se reúne a tal efecto casi siempre prefiere a una persona con un currículo más amplio, y no a un joven que recién comienza o que tiene muy poca experiencia laboral y mucho por aprender y demostrar.
«Me inclino por que establezcamos o apliquemos una política para facilitar la entrada de los jóvenes al sector emergente». (Yasser Perera)
Es natural la preocupación sobre el peso que el factor edad-experiencia laboral tiene en el otorgamiento de una plaza sujeta a convocatoria, aunque creo que el asunto trasciende esta experiencia concreta.
Intuyo que la situación descrita por Yasser se puede manifestar de muchas maneras. La formación de especialistas en Informática, por ejemplo, se ha potenciado tanto en los años recientes que cabría esperar que la mayor competencia laboral se produzca precisamente entre jóvenes. También es mayoritariamente joven el personal que trabaja en la industria turística... Me pregunto si en estos sectores los «tembas» tendrían que pedir a la comisión un equilibrio parecido al mencionado por Yasser.
Estas apreciaciones son puramente hipotéticas, pues no tengo datos a mano, pero sería bueno escuchar qué piensan autoridades en el tema y lectores que lo conozcan un poco más.
«Es una lástima que el artículo no haya profundizado más en los problemas. ¿Qué sentido tiene para un joven graduarse en la universidad cuando en la calle “hace” más que el ingeniero? ¿Dónde están los planes de orientación profesional que deberían de hacerse desde Primaria...? Continúen escribiendo sobre estos temas. Espero que hallen la mejor solución a los problemas. Nuestra realidad, nuestra verdad debe estar presente todos los días en la prensa cubana...». (Marcelino Denis-Beltrán)
La ecuación empleo-jóvenes puede ceñir el análisis a los dilemas de un grupo, pero de lo que se trata es de cómo se articulan los mecanismos de la sociedad para formar seres laboriosos que luego se sientan retribuidos con su esfuerzo. De ahí la importancia del tema, especialmente en un país cuya población envejece.
Podríamos repetir las preguntas de Marcelino y añadir otras: ¿cuánto más podemos hacer en materia de orientación vocacional?, ¿qué puede aportar el trabajo de los Círculos de Interés?, ¿hay orientación vocacional durante la Enseñanza Preuniversitaria?, ¿son medibles sus resultados? ¿por qué abundan las quejas de estudiantes de politécnicos sobre su práctica de producción, si hay reanimación empresarial?, ¿por qué es tan formal el adiestramiento laboral de muchos graduados universitarios?, ¿qué pueden hacer las Brigadas Técnicas Juveniles para enriquecer el adiestramiento de esos egresados...?
Por lo visto, todos tenemos vela en este entierro, ¿no creen?