Acuse de recibo
Loreley Simón, quien reside en Calle 57, No. 5817, entre 58 y 58B, La Ceiba, municipio habanero de Playa, cuenta que hace alrededor de tres o cuatro meses los vecinos de la acera de números impares de esa cuadra están presentando problemas críticos con el agua. Y no es por dificultades con ese servicio, pues los de la acera de enfrente sí lo reciben, como ha sido habitual en esa zona.
Refiere la remitente que han ido a la oficina comercial de Aguas de La Habana en ese territorio (60 y Avenida 41), se han entrevistado con la jefa allí, llamada Daymé, quien los visitó y quedó en regresar. Pero no fue más.
Volvieron casi todos los días de diciembre, y siempre les decían lo mismo: Que irían. Pero nunca iban. Loreley fue entonces a la sede central de Aguas de La Habana, en Vía Blanca y Palatino, y habló allí con Belkis, quien llamó a Daymé, y esta le dijo que sí, que conocía el caso y se ocuparía de este. Nada.
Por segunda vez, Loreley fue a la sede central y habló con Belkis y Xenobia, en el Departamento de Atención a la Población. Le dijeron lo mismo. Que había que llamar a Operaciones y un inspector de la Zona, porque era imposible que una acera tuviera agua y la de enfrente no.
«Hasta el momento de escribir este correo, afirma, nadie nos ha brindado la debida atención, y mucho menos tratar de solucionar el problema, pues esa zona nunca había tenido dificultades con el agua, a menos que hubiera roturas».
Y para colmo, manifiesta, no se pueden enviar pipas de apoyo, porque el lugar está intransitable, desde que la Empresa de Gas Manufacturado hizo un trabajo de cambio de tuberías y rompió toda la zona. Rompió válvulas de agua, calles y aceras, tuberías de agua, alcantarillado…
«Todo un desastre, califica, y las consecuencias las estamos pagando los vecinos, que desde entonces no tenemos agua. Nadie viene a solucionar un problema que se puede solucionar. Son muchas personas mayores con problemas de salud serios, a quienes que les es imposible cargar agua un día sí y otro no en la acera de enfrente».
Señala que ha ido al Gobierno municipal de Playa, y le dijeron que debían ir a la Oficina Comercial de Aguas de La Habana en el municipio.
Después de meses, añade, ella envió un correo a Atención a la Población del Comité Central del Partido y lo reorientaron a Atención a la Población del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.
Allí se entrevistó con una funcionaria llamada María del Carmen, quien la atendió de forma muy eficiente y profesional. Le explicó que iba a gestionar su queja. Y habló con la directora de la oficina comercial de Playa, quien afirmó que en el plazo de una semana irían a cambiar la válvula y a arreglar los salideros. Nada.
«Tenemos alrededor de seis salideros, puntualiza, y hasta ahora nadie se ha pronunciado. Todo son justificaciones: que si no hay aceite para la moto escaladora, que si no hay combustible, que si no hay electricidad… Hasta el día de hoy no ha venido nadie para ver, ni para cambiar la válvula que, según me dijeron, ya la tenían, ni a arreglar nada.
«¿Adónde debo dirigirme?, pregunta. Nadie nos da una solución. En este momento todos los vecinos afectados nos sentimos desilusionados, desprotegidos y abandonados por todas las instituciones a las cuales hemos acudido», concluye la apesadumbrada mujer.