Acuse de recibo
Desde 3er. Boulevar, entre Rosembert y Lindero, Mirador de Marbella, en Guanabo, municipio capitalino de La Habana del Este, Wendy Sánchez refiere que esa comunidad donde reside lleva más de un año sufriendo con la falta de suministro de agua potable.
Indica que Aguas de La Habana no abastece con el líquido allí, porque según sus directivos no hay suficiente fuerza de agua desde la planta de filtro. O que sí hay salideros. O simplemente que se rompen equipos.
«En resumen, afirma, a nosotros, en la circunscripción 98, nos ponen el agua cada 25 días o más, mientras que a las demás circunscripciones y pueblos adyacentes que se alimentan de esa misma planta de filtro, como Tarará, Campo Florido y Guanabacoa, incluso las circunscripciones aledañas a la nuestra, lo que más están sin agua son siete días».
Señala que la Delegada de la circunscripción ha llamado y se ha dirigido a todas las instancias. Y ellos insisten a ver si alguien los ayuda con ese problema, porque sin agua no se puede vivir.
«Este reparto, añade, está pasando por una crisis epidemiológica porque tenemos el nuevo virus Oropouche. No es nada fácil tener fiebre y no poder bañarte, porque no hay agua, y en los días más caóticos no tener ni un vaso de agua».
«¿Cuánto cuesta producir un aguacate?», pregunta en su carta Rolando J. Rizo Oliva, desde San Gregorio 114-C, en el reparto Víbora Park del municipio habanero de Arroyo Naranjo. Y la inquietud tiene su trasfondo reivindicativo.
Rolando no es un especialista en precios y costos ni mucho menos, pero asegura que hasta donde llegan sus conocimientos empíricos de la agricultura, el aguacate es un árbol que pare una vez al año.
«Y no hay que hacer inversiones en mano de obra para cultivos, ni en fertilizantes o en regadíos, manifiesta. Solo hay que esperar que estén en tiempo para su maduración, recolectarlos y trasladarlos a los lugares de venta.
«Entonces, prosigue, ¿por qué en todos los municipios se permite la venta por los particulares a 80, 100, 120 pesos y más? El aguacate más barato que he comprado este año fue la semana pasada en el agro de La Palma y me costó 60 pesos», termina.
Milagros Deroncerés Agüero, vecina de San Antonio 720, entre Calvario y Callejuela, en la ciudad de Santiago de Cuba, cuenta que su hijo Jesús Arias Daroncerés es colaborador de la Corporación Antex S.A., y cumplió misión como médico especialista de Segundo Grado en Medicina Interna durante cuatro años en la República Popular de Angola.
Lo preocupante es que en el pasado mes de junio se cumplieron dos años de la culminación de su misión en el país africano; y esta es la fecha que nada se sabe de la fecha de arribo del contenedor que se le asigna a cada colaborador al concluir su misión, para poder traer artículos ganados con su trabajo.
«Aún no se sabe nada de la fecha de arribo. Se ha ido en varias ocasiones a Colaboración en la provincia y nadie puede dar una respuesta. Hablo en nombre de mi hijo y de otros colegas. Es el producto de su sacrificio», concluye.