Acuse de recibo
El pasado 28 de abril, y desde la calle 28, no. 37, en el reparto La Calera de Manatí, en la provincia de Las Tunas, Julio Alfonso Torres reveló aquí su preocupación por el punto de venta de gas licuado de ese municipio, que está en construcción hace más de cinco años.
Manifestaba que el local de marras solo se había levantado hasta la anilla. Y se estaba perdiendo y hasta estaban robándose lo que habían levantado. Precisaba que el sitio donde actualmente se presta ese servicio tiene un marcado deterioro. La placa tiene descorchado, y el piso está en mal estado, con peligro, lo cual provoca accidentes tanto a clientes como a los trabajadores del punto.
Se comenta, añadía, que se dio presupuesto en marzo de 2023 y no se había terminado la obra. Se ha detenido varias veces. «¿Hasta cuándo tienen que esperar esos trabajadores? Soy testigo del sacrificio que realizan para brindar un buen servicio en condiciones tan negativas. Solo pido que se revise con prontitud y se resuelva cuanto antes esta situación», concluía.
Al respecto, responde Yarianna Guerra González, directora general de la Empresa Nacional Comercializadora de Combustible, que la UEB Las Tunas realizó la actualización del estudio de factibilidad técnico-económico, con el objetivo de continuar la construcción de ese punto de venta, que se encuentra en un estado de estructura hasta el levante del muro, a nivel de cerramento. Y se detuvo nuevamente por la pandemia de COVID-19.
En marzo de 2023, agrega, se presentó nuevamente el estudio de factibilidad para la continuación de la inversión. Y no se aprobó hasta enero de 2024. Sin embargo, no se ha incluido en el plan de ejecución ni se ha emitido la ficha de la obra, por la no existencia de materiales de la construcción, específicamente cemento.
Precisa que actualmente se realiza gestión con el Gobierno del municipio de Manatí para su apoyo con el uno por ciento de la contribución territorial, para la compra de los materiales. Y ya se concilió con el constructor que asumirá los trabajos de ejecución.
Por otra parte, indica que al local que tienen en carácter de préstamo para realizar la venta del gas licuado se le realizaron tareas de mantenimiento y resane del techo que se encontraba con deterioros, sin que se le haya certificado por ninguna entidad acreditada el peligro de derrumbe.
Al final se agradece la respuesta, aunque no explica con fundamentos por qué en cinco años no se ha podido concluir una obra que apenas es un punto de venta. Esperemos que ahora se haga con el aporte de la contribución territorial del uno por ciento. ¿Por qué antes no pudo concluirse así? ¿Por qué no pudo comunicarse a tiempo a los pobladores lo que ahora se explica?