Acuse de recibo
MARTA López Hernández (Edificio 641, apto.10, Zona 17, Alamar, La Habana) escribe para reconocer a los periodistas y demás trabajadores de los medios de comunicación, por la importante labor de información y sensibilización que están haciendo, en medio del enfrentamiento a la COVID-19.
Y este redactor se suma al homenaje; porque mientras los veteranos de la prensa, con nuestros achaques y padecimientos estamos obligados al encierro en casa, aun cuando laboremos mediante el teletrabajo, nuestros jóvenes periodistas están en la calle reportando, y de alguna manera asumiendo los riesgos que ello conlleva, por muchas precauciones que tomen.
En contraste, Marta se muestra muy preocupada por las indisciplinas que a diario observa en su barrio de Alamar: muchas personas sin necesidad en las calles. Los bebedores de barrio tomando en grupo, con los nasobucos como collares. En las colas, las personas aglomeradas, habiendo espacio para una separación razonable.
Lo preocupante, narra Marta, es que no solo se observan esas escenas en Alamar, sino en muchos otros sitios del país; a pesar de todos los consejos, avisos y advertencias. Claro que la adquisición de alimentos es inevitable, pero se puede organizar con sentido común y sensatez, con el respaldo y la autoridad de la Policía.
En medio de la pandemia, con más razón hay que atender resueltamente los problemas de higiene en los barrios, para que no suceda lo que narra Rosa María Oliva Ramos, residente en el apartamento 17 del Edificio 28-B, del reparto Pueblo Griffo, en la ciudad de Cienfuegos.
Refiere Rosa María que el vecindario está muy alarmado con el vertimiento de aguas albañales de varias fosas, y con el vertedero de desechos sólidos (gigante y permanente) que se encuentra situado aledaño a un Seminternado de Enseñanza Primaria hace más de un año, mucho antes de la contingencia del coronavirus. Pero ahora es mayor ese peligro letal.
El problema, dice, ha sido planteado reiteradamente en las asambleas de rendición de cuentas del delegado, quien ha mostrado gran preocupación por el mismo y lo ha trasladado a las instancias municipales, sin solución hasta ahora. Y varios vecinos, entre ellos Rosa María, han ido a las instancias municipales y provinciales, «a quejarnos directamente por la desidia y morosidad con que este problema ha sido tratado», enfatiza.
Y lo único que han logrado, señala, es que cuando el vertedero está sobredimensionado, envíen un equipo pesado de Servicios Comunales que, con su actuar, ha abierto un hueco profundo en medio de la calle, no pavimentada. Y toda el agua albañal y potable se mezclan y corren paralelamente calle abajo. Se encharcan en dicho hueco, provocando proliferación de mosquitos y otros vectores, como roedores, «al no sanearse periódicamente ese vertimiento, que significa limpiar hoy y estar igual de inmenso y fétido el vertedero al día siguiente, porque no colocan los colectores colectivos que tanto contribuyen a que la basura no se
esparza; cuando ponen el agua potable, esta se mezcla con las aguas albañales, lo que constituye un inminente peligro para la salud comunitaria. Ya no sabemos a dónde acudir por
nuestro justo planteamiento y decidimos enviar este S.O.S», concluye Rosa María.