Acuse de recibo
El pasado 24 de diciembre reseñé la queja de Alberto Portabella Mayoral desde Nueva Gerona, en la Isla de la Juventud, en cuanto a que desde España le impusieron un paquete con un medicamento el 19 de octubre del pasado año, y ya estaba en La Habana el 30 de ese mes. Pero a pesar de las constantes reclamaciones en la oficina de correos de Nueva Gerona, cuando me escribió aún seguía sin recibirlo.
«Tardó 11 días en llegar a La Habana, y allí lleva paralizado más de mes y medio», manifestaba.
Al respecto, responde Roberto Miguel Valdés Antomez, director de Operaciones del Grupo Empresarial Correos de Cuba, que es cierto que los envíos RF185270352ES y RF187190161ES tuvieron demora en la transportación de La Habana a la Isla de la Juventud, y fueron entregados el 20 de diciembre al destinatario.
«A la reclamación le asiste la razón, dado que nuestros servicios tienen demora en llegar a la Isla de la Juventud», comenta Valdés Antomez. Y explica las tres vías para la transportación de correo hacia Nueva Gerona:
La primera es la aérea, que es diaria, pero en esta se transporta la prensa hacia ese destino, pues la capacidad en el avión es solo para ese servicio.
La segunda es la marítima: en ella se asigna a Correos diariamente una capacidad de 240 kilogramos en el catamarán. Y esta vía se vio afectada a partir de septiembre por la situación energética coyuntural que vivió el país. De un canje diario de La Habana a Batabanó se redujo a solo una vez por semana.
La tercera vía, marítima también, es mediante la patana, cuando está en servicio y les asegura capacidad, la cual les permite enviar un vehículo con el correo. Esa posibilidad se les ofreció el 24 de octubre y el 13 de diciembre.
«Por indicación del Grupo Empresarial Correos de Cuba, refiere, con el objetivo de regular la salida de los envíos hacia la Isla de la Juventud, la Empresa de Correos de Mayabeque realizó el acondicionamiento de una unidad, que será utilizada como centro de tránsito con el puerto de Batabanó, lo cual permitirá regularizar la transportación marítima, siempre que haya capacidad en el catamarán, y que comienza a utilizarse en este mes de enero».
Finalmente, reitera las disculpas por la demora de esos dos envíos, y asegura que seguirán buscando alternativas para regularizar la transportación del correo hacia la Isla de la Juventud.
Agradezco la respuesta y la búsqueda de soluciones, y sugiero que se prioricen antes que todo los envíos de algo tan urgido e importante como los medicamentos.
Con 85 años y residente en Buenos Aires 302, entre Durege y San Julio, en el municipio capitalino de Cerro, Andrés Véliz llegó con un agudo dolor en el estómago al consultorio del médico de la familia de su cuadra.
Y allí, el doctor Ángel López y la enfermera Maylín López lo remitieron al Departamento de Cirugía del hospital Salvador Allende. Fue cuando se inició «la más loable de las preocupaciones y atenciones para un paciente», según Andrés. Lo auscultaron varios facultativos, pues padece de una cardiopatía hipertensiva y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Era riesgosa la cirugía, mucho más a su edad.
Pero no cejaron en su empeño. Lo operaron de apendicitis y hernia umbilical, y estuvo varios días de convalescencia, con «una atención superespecializada».
Ya el 14 de diciembre en su hogar, una fuerte tos le abrió los puntos interiores. Tensión de nuevo. De vuelta al hospital, hubo que operarlo por segunda vez. Y solo le dieron el alta médica cuando todo su organismo había reaccionado favorablemente.
Puede parecer una historia más, pero la vida de un paciente a esa edad siempre es una preocupación. Por eso, Andrés agradece a los doctores Jesús, Yamilé, Carlos, Elena, Ángel, Orlando y Benito; y en enfermería, a Yurisnet, Margarita Roxanne, Nadia y Enso.
Se preocupó en acopiar todos los nombres de los artífices de esa proeza contra el tiempo, «por el amor, la entrega y la profesionalidad con que me han atendido en el Salvador Allende; mi eterna gratitud al personal de salud formado por nuestra Revolución».
¡Qué hermoso es mantener intacta la gratitud con 85 años!