Acuse de recibo
El pasado 9 de julio, desde la ciudad de Manzanillo Karelia Pérez Benet relataba aquí molestias causadas al vecindario por la fábrica Manuel Fajardo Rivero, de la Empresa de Servicios Técnicos Industriales (ZETI), a partir de la modernización de su horno de inducción eléctrico, que funde con una resina calificada por ella como «altamente tóxica».
Decía que al construir la chimenea del horno, la dejaron muy bajita. Y al fundir la resina, «expele un hedor insoportable que contamina a varias cuadras a la redonda»… «El aire que se inhala provoca enfermedades respiratorias y es motivo de quejas del vecindario. Esa situación insostenible causa malestar y sensación de ahogo en los vecinos más cercanos a la chimenea».
La fundición, refería, se hace desde horas tempranas de la mañana hasta casi al atardecer. Y tras la faena, queda en todo el vecindario el olor insoportable, que por fin desaparece a altas horas de la noche. Y abogaba por que se elevara la altura de la chimenea de marras.
Al respecto, el pasado 15 de octubre recibimos la respuesta de Ángel Luis Ríos Riquenes, director general de ZETI, del Grupo Azucarero Azcuba. Y señala que esa fábrica modernizó el proceso de fusión del metal para piezas pequeñas, y en mayo de 2019 puso en marcha un horno de inducción que funde hierro y no utiliza resina en el proceso.
Afirma que la inversión comprende las mejores técnicas de la metalurgia para ese tipo de proceso, en cuanto a minimizar la contaminación del medio ambiente. El horno trabaja con un sistema de extracción de gases que incorpora un filtro seco capaz de disminuir la emisión de partículas sólidas a la atmósfera por debajo de las normas medioambientales europeas. «Por la chimenea no sale prácticamente nada», asegura.
Añade que la nueva línea de moldeo usa una resina orgánica de aglutinante, que al contactar con el metal líquido desprende un olor característico fuerte, por lo que los trabajadores del área usan los medios de protección requeridos. Y señala: «Está comprobado que el uso de esta resina no afecta la salud de los trabajadores, siempre que se cumpla con las medidas de seguridad del trabajo».
Entre las mejorías del horno de inducción, precisa que emite menos gases a la atmósfera, ruido y polvo, que el anterior de cubilote, y elimina la emisión de óxidos de azufre y monóxido de carbono que desprende la combustión del coque, entre otras ventajas económicas, energéticas y tecnológicas.
A partir de la queja, dice, se contactó con las entidades involucradas (Minap, Citma y Geocuba). Y en el caso del Minsap, se constató que en el área, entre mayo y julio no se reportaron incrementos de problemas respiratorios, bronquiales o alérgicos que pudieran remitir a los efectos nocivos de gases u otros medios contaminantes procedentes de la fábrica.
Concluye que dicho olor no se ha demostrado que sea perjudicial a la salud. «No obstante, agrega, se encuentra en desarrollo el estudio de los gases que se emiten, análisis que realiza Geocuba. Y a partir de sus resultados la respuesta será concluyente».
La respuesta de Ríos Riquenes llegó acompañada del acta de notificación de la atención prestada a Karelia, quien, además de mostrar su conformidad con la respuesta, expresa:
«En el proceso investigativo, muy bien realizado por la Empresa, no estoy de acuerdo solo con los referido a que los olores desprendidos en el proceso de fundición son soportables; se recogió la información de personas que sentían los malestares que se exponen en el escrito.
«Desde agosto, con las acciones emprendidas por la Empresa, se ha disminuido la emisión de gases al medio ambiente y la afectación al vecindario. Agradecemos la atención prestada, la solución de elevar la chimenea y que exista un ambiente de entendimiento…».
Agradezco la respuesta del máximo directivo de ZETI, y solo lamento que no se refiriera a los pronunciamientos del Citma al respecto; como extraño que ese ministerio, máximo rector de la política medioambiental, no haya respondido.