Acuse de recibo
El problema mayor de Mataguá, localidad de unos 10 000 habitantes en el municipio villaclareño de Manicaragua, es la falta de agua, según relata en su carta Bienvenido Corcho Tavío, residente de Calle La Subida no. 3, en ese poblado.
Refiere el remitente que en 1970 se comenzó a construir el tanque sobre la colina más elevada, así como las acometidas que llegarían a los hogares. Pero dicho tanque nunca funcionó. Según los más viejos allí, se rumoró que la válvula de entrada nunca sirvió. Y otros intentos de ponerlo en servicio han sido infructuosos.
Tradicionalmente, el agua ha sido rebombeada desde una estación situada a unos seis kilómetros, la cual, si funcionó bien durante años, por su antigüedad, la falta de mantenimiento y otras indisciplinas, ya está en mal estado. Y la población ha crecido.
Por lo tanto, dependen de la conductora de la presa Hanabanilla que lleva el agua a dos estaciones de rebombeo, antes de llegar al pueblo, «con innumerables fallas de turbinas, salideros e ilegalidades que nunca acaban», enfatiza.
Así, el problema se ha ido agudizando durante más de 20 años, y ya se hace insostenible, a tal punto, que hay vecinos que llevan casi un año sin recibir agua. Y los ciclos para el suministro del líquido «se ven alterados por indisciplinas, salideros y hasta posibles manejos turbios que las autoridades no resuelven», afirma.
Lo más desesperante, para Bienvenido, es que «el Gobierno y las instituciones del municipio no han ofrecido ni una información clara de las causas, ni tampoco vemos agilidad en buscar alguna solución; los delegados transmiten lo que a ellos les dicen los directivos: que si no hay presión en las conductoras, que si es la turbina de rebombeo que está defectuosa, que si las llaves de las conductoras no cierran…» Y ya lo último que les dijeron es que no hay solución.
«Imaginemos cuando usted recibe de un representante del Gobierno la noticia de que no hay esperanzas, manifiesta Bienvenido. Nada que ver con las prácticas de nuestra Revolución. Actualmente estamos en la etapa del sálvese quien pueda. Si tienes dinero para pagar una pipa cisterna, tendrás agua.
«Precisamente el 8 de marzo la Dirección de Acueducto provincial envió una flota de esos camiones, pero todos fueron distribuidos en un solo barrio. Luego de ese día no volvieron. Hay muchas personas de edad avanzada, con enfermos en la casa. Y algunos con más recursos han construido pozos en sus patios, pero de agua insalubre, no apta para beber. Pudiéramos estar bajo el peligro de una emergencia de salud si la gente decide tomar esa agua.
«Veo imprecisiones y tibieza por parte de los organismos e instituciones municipales en exigir o gestionar las medidas necesarias para, si no dar una solución definitiva, que es lo que debiera suceder, al menos paliar la situación que nos mantiene en la zozobra y el estrés constante», concluye Bienvenido.
Desde la localidad tunera de Jobabo, exactamente en Rosendo Arteaga no. 22C, Yaniuska García Viñales denuncia la crítica situación que presentan con el suministro de agua en el reparto El Seis.
Confiesa que se ha dirigido al delegado del Poder Popular, a la vicepresidenta del Gobierno que atiende esa esfera y a la directora de Acueducto. Y nada…
Yaniuska considera que «detrás de un buró no se resuelven los problemas», pues Jobabo cuenta con redes hidráulicas, pero hace seis meses que no les ponen el agua ni revisan las tuberías. Solo han enviado pipas en cuatro ocasiones, ante las quejas de los pobladores.
«Siempre no tenemos 50 o 100 pesos para darle a un pipero semanalmente». Y no es fácil salir usted de su trabajo a las 5:30 pm, y ni siquiera tener agua para cocinar cuando hay personas enfermas, niños pequeños, ancianos, discapacitados y embarazadas. Entonces, ¿a quién hay que ver?