Acuse de recibo
El pasado 2 de octubre, Hugo Martín Recort denunció aquí que el edificio de diez pisos, sito en Obispo 518, entre Bernaza y Villegas, La Habana Vieja, tenía un ascensor nuevo ya instalado con todos los requerimientos técnicos, pero los vecinos no podían disfrutarlo.
La misiva de Hugo, firmada también por el resto de los inquilinos del inmueble, refería que a finales de diciembre de 2017 comenzó el desmontaje del averiado motor del viejo ascensor, pues sería sustituido por uno nuevo.
Comenzó el montaje del flamante elevador, y desde el inicio de las labores, los técnicos alertaron a su empresa que el foso de este estaba lleno de agua. Más de una vez lo drenaron. Y ya en agosto de 2018 el ascensor fue declarado listo por los técnicos. Pero aún no funcionaba, porque el foso continuaba lleno de agua, aparte de que la albañilería quedó bastante chapucera, según Hugo.
Cuando el remitente escribió, hacía 15 días que operarios de la ECAL fueron, drenaron el agua, secaron y aplicaron un producto sellador. Y al otro día el agua estaba de nuevo.
El remitente añadía que llamó al director de la empresa de ascensores, y este le dijo que la pelota ya estaba de parte del inversionista de la Vivienda, que tenía que garantizar antes la solución de lo del foso, para que el elevador se pudiera echar a andar.
Al respecto, el pasado 19 de diciembre llegó a nuestra Redacción, y vía correo electrónico, una carta de respuesta de Noel Torres Escarpio, director técnico y de Desarrollo del Grupo Empresarial Constructor de La Habana. Y esta estaba fechada nada más y nada menos que el 26 de octubre del actual año (Es importante el desfasaje de fechas, lean hasta el final).
Señalaba el directivo que a partir de la queja, y después de conocer los trabajos realizados allí por la UEB Habana Vieja de la ECAL 5 (subordinada esta a Gecal), se decidió convocar al lugar a especialistas de esa UEB, de Unisa, empresa montadora del elevador, y de la Empresa de Diseño de La Habana (DCH), con el objetivo de determinar las causas del asunto y la posible solución.
A partir de esa visita, añadía, se elaboró un informe técnico, en el cual se concluye que la presencia de agua en el foso del ascensor puede estar provocada por fugas en tuberías soterradas, o del agua del manto freático.
«Durante la inspección, precisaba, se evaluaron posibles soluciones, algunas de las cuales no se pueden realizar, por el riesgo de ocasionar daños en la cimentación. En otras se demandan materiales especiales para su impermeabilización.
«No obstante, y después de consultar bibliografía sobre el tema de cómo proceder para eliminar o solucionar este tipo de dificultades en los fosos de elevadores, se propusieron algunas recomendaciones que, en los momentos actuales, se evalúan por las empresas involucradas en su solución, y que deben tener una respuesta antes de que finalice el mes, con vistas a precisar recursos y posibles fechas de inicio y terminación», concluía.
No ameritaba un comentario de este redactor en caso de que la respuesta de un asunto tan puntual hubiera sido enviada con inmediatez, anunciando lo que se proponían para más adelante informar la plasmación de las soluciones contantes y sonantes. Pero huele a fiambre 54 días después de confeccionada, una respuesta inoperante y nada esclarecedora, evidentemente añejada en algún buró o gaveta, que ha perdido vigencia.
¿Qué objetivo cumple la contesta, a estas alturas, por el desfasaje de tiempo entre la redacción de su contenido y la llegada a nuestra Redacción? Nos quedamos sin saber qué recomendaciones se tuvieron en cuenta, ni qué respuestas se definirían antes de que concluyera octubre. Ni tampoco conocemos las posibles fechas de inicio y terminación de los trabajos, aunque GECAL considere que cumplió con este periódico y con todos los lectores que siguieron la historia.
Está bastante extendida la fea costumbre de ciertas entidades de enviar con sumo retraso en el tiempo respuestas que, fechadas mucho antes, solo quedan en el límite subjetivo de las aspiraciones y los deseos; y dejan bastante margen de dudas y especulaciones. La respuesta, que uno siempre agradece, no es para salir del paso, sino para rendir cuenta a la opinión pública.