Acuse de recibo
Lo dicen Fidel Eloy Suarez León, Yenny Pérez Espinosa, José Manuel Guevara y Adriel Espinosa Marín (Playa Florida s/n, Florida, Camagüey): los dos barcos cuyas tripulaciones ellos integran llevan dos años y diez meses en el astillero de Cienfuegos sin que se divisen perspectivas halagüeñas al respecto.
«Somos padres de familia y ya hemos perdido tres temporadas de camarón; en enero empieza la cuarta, no es fácil perderla de nuevo. Queremos que investiguen (…); reclamamos al sindicato de la empresa: no nos hizo caso. No hemos tenido respuestas y estamos desesperados», refieren los pescadores.
Aunque la misiva podría abundar en muchos otros elementos del problema, la sola alarma es ya motivo suficiente para que las autoridades implicadas expliquen al respecto. ¿Qué pasa con estos barcos? ¿Cómo han sido tratados (pagados) e informados sus trabajadores? ¿Qué alternativas de solución se han manejado al respecto?
La capitalina Brizaida Ramos Yordi (Calle 474 No. 702, Guanabo, La Habana del Este) necesita para su mamá el fármaco Piracetam. Se trata, según apunta, de un medicamento fundamental para los pacientes que han sufrido, como su madre, una enfermedad cerebral. «Y resulta que hace alrededor de cuatro meses que no hay en farmacia», se duele.
La lectora ha conocido que el Piracetam se fabrica en el país, y en otras provincias sí existe; por lo cual quisiera le aclararan entonces sobre el mecanismo de distribución en virtud del cual a unos sitios de la nación llega y a otros no. Sobre esto ha preguntado en la farmacia y no le saben dar respuesta.
Cinco años después del huracán Sandy, la santiaguera Nayesda Massó Latoison (Cañada No. 46, entre E y Camilo Cienfuegos, reparto Altamira) no ha podido comprar en efectivo los materiales de construcción que requiere como afectada.
«Según la Jefa del puesto de dirección del punto de Altamira y el Delegado de la circunscripción 87 (antiguamente la 111), la distribución de los mismos, cuando llegan, implica que solo pueden comprar los subsidiados», señala la remitente; y se pregunta entonces cuándo les tocará a los demás necesitados.
El de Yanet Ramírez López es uno de los casos de títulos pendientes que, inexplicablemente, siguen ocurriendo. La holguinera (edificio Josué País, apto. 37, Cristino Naranjo, Cacocum) se graduó en 2015 como Licenciada en Laboratorio Clínico «y por problemas familiares no pude recoger mi diploma, pero al cabo de seis meses fui a recogerlo y no apareció.
«Entonces en la Facultad de Ciencias Médicas, la Secretaria general me dio un hago constar del verdadero título, tomo ll, folio 186, No. 11066, del libro de registro de títulos, en Secretaría general, y al tomo l, folio 96v, No. 5732 del libro de registro de la filial de Ciencias Médicas (…), todo esto firmado por la licenciada Liliana Rodríguez Martínez. Pero yo sigo insistiendo y todas las semanas es un cuento diferente: que la Rectora y el Decano están en La Habana, que todo se está tramitando, que la siga llamando (…), nunca tienen respuesta».
Le preocupa a Yanet que ya está expedientada para volver a cumplir misión internacionalista y, luego de tres años de graduada y más de dos reclamando el pergamino que la acredita, aún no aparece el documento.
¿Hasta cuándo será la espera?