Acuse de recibo
Eva María García Cruz (Panorama 703, Apto. C-3, entre Lombillo y Tulipán, Nuevo Vedado, La Habana) confiesa que se animó cuando el grupo empresarial Cimex, en mayo último, anunció que instalaba, bajo el nombre Dónde hay, una aplicación para móviles que permite a los consumidores localizar la disponibilidad de productos en sus establecimientos comerciales, y sus respectivos precios.
Pero el pasado 6 de agosto, y buscando ventiladores de pared, visitó el complejo comercial Puentes Grandes. Y aunque Dónde hay informaba que allí había 20 ventiladores de ese tipo en inventario, le dijeron que hacía días que no, solo existían los de merma.
La clienta hizo su reclamación llamando a los teléfonos indicados por Cimex. La contactaron rápido, y le explicaron que ese sistema funciona; el problema es que las tiendas no actualizan correctamente sus inventarios. Y la persona que la contactó, señala, fue muy amable y comprensiva. Lamentó lo sucedido y le ofreció disculpas.
Al siguiente día ya la tienda había rectificado sus inventarios. Pero entonces Eva María encontró en la aplicación de su móvil que la unidad La Estrella, de Vía Blanca y Durege, tenía 70 ventiladores de pared en inventario, de dos tipos diferentes. Allá fue, y le sucedió lo mismo que en Puentes Grandes: le dijeron que no había en existencia ventiladores, solo de merma.
«Lo que se necesita —afirma Eva María— es que Cimex exija a sus tiendas mantener al día los inventarios, con la existencia real de productos comercializables, para que la aplicación Dónde hay sea una herramienta útil, y cumpla con los objetivos para los cuales fue creada».
Con problemas de fábrica
Ángel Williams González Fuentes (calle 124 A No. 6919, entre 69 y 71, Marianao, La Habana) cuenta que compró un televisor marca LG modelo 32LB55, al precio de 430 CUC, de los que ofertaron en 2015 en las tiendas en divisas. Y junto con este también adquirieron uno similar sus padres, una prima y un vecino.
Al año y medio se rompió el de sus padres, y por esos días también el de su prima y el del vecino. Cuando fueron al taller de 58 y 31, en el municipio de Playa, el técnico que los atendió les expresó: «Estos televisores vinieron con defectos de fábrica en los paneles LED, y se le hizo la reclamación al fabricante; este la aceptó, mandó los paneles nuevos y se les están poniendo a los que tienen problemas». Y resolvieron.
Pero el televisor de Ángel se rompió dos meses después de vencer la garantía. Como no procedía en el taller, él hizo la reclamación según lo establecido, y le fue devuelto el dinero.
Y ahora, al año de haberle cambiado los paneles LED al de sus padres, se volvieron a averiar. Hicieron la reclamación, pero esta no procedió, bajo el argumento de que ya estaban fuera de garantía.
«¿Cómo es posible —señala Ángel— que la pieza nueva que mandó el fabricante haya durado menos que la que venía con defectos? ¿Qué tuvieron en cuenta cuando me fue devuelto el dinero, si al final el problema parte de la misma base? ¿Qué tanto podemos confiar cuando personas jubiladas depositan su confianza en una cadena de tiendas que al final no responde a la verdadera necesidad de los clientes?
«Ahora está la pieza en el taller, y cuesta 50 CUC el arreglo, más o menos. ¿Por qué y con qué garantía tendría que pagar algo que tiene problemas de fábrica, y de los cuales los vendedores son conscientes?», concluye.