Acuse de recibo
Era dinero sudado. Salario del trabajo como entrenador de Cultura Física en la República Bolivariana de Venezuela entre 2014 y 2016. Y el pinareño Ricardo Corrales Estrada (CCS fortalecida Abel Santamaría, s/n, Consejo Popular Pasada de Marín, Sandino) decidió invertirlo en un televisor pantalla plana de 32 pulgadas, marca Konka, el cual tenía un valor de 399.99 CUC y una garantía de dos años. Lo compró, según narra, en una tienda panamericana de la cabecera municipal, mientras disfrutaba una estancia de vacaciones en Cuba (entre agosto y septiembre de 2015).
Resulta que el 19 de marzo pasado, solamente seis meses después de vencida la garantía, comienza el equipo con problemas en la pantalla. Cada 15 días un técnico recorre parte del municipio. Ricardo lo esperó en una sucursal de la referida cadena de tiendas que existe en su localidad. Al explicarle el asunto, el especialista le respondió francamente «que el problema es de pantalla y en nuestro país no había reposición para eso», evoca el angustiado entrenador.
¿Cómo se comercializan entonces equipos de tan mala factura, a tan alto costo, si no existe forma de arreglarlos en el territorio nacional?, se cuestiona el afectado. ¿Por qué —agrega este redactor—, si en definitiva se van a expender, no se les advierte con sinceridad a los clientes sobre los riesgos a los que se exponen cuando compran un electrodoméstico para el que no hay piezas de repuesto?
Gratitud, en su más simple y hondo significado, es lo que destilan las palabras de la habanera Ana María Fariñas Reinoso (Ave. Carlos III, No. 1005 bajos, entre Requena y Almendares, Plaza de la Revolución). «El domingo 11 de marzo —cuenta la remitente— mi esposo presentó un episodio grave de hipoglicemia, en mi casa. Al no poder solucionarlo como en otras ocasiones yo misma y ver el grave estado (…) llamé al 104, donde recibí una esmerada atención por una muchacha (lamentablemente por las circunstancias no pregunté el nombre, pero elaboró la solicitud 228), y el SIUM respondió como está diseñado, con rapidez y eficacia. Mi esposo estaba mal; los paramédicos trabajaron por más de una hora con él hasta que lo lograron estabilizar y que saliera del episodio…».
«A los paramédicos Pablo Agüero y Wilson Sánchez el agradecimiento de esta familia que además ya los cuenta como sus amigos. Qué eficacia, qué empuje, valor y ecuanimidad tuvieron esos hombres en mi casa. ¡Miles de gracias!».
«Cada semana tratamos de utilizar el cajero automático sito en San Anselmo esquina a San Julio, en el Consejo Popular El Canal, Cerro, lo que se hace imposible. Esta escena se repite una y otra vez. Lo arreglan, funciona dos o tres días y no acaban de dar una solución definitiva a tan necesario servicio para una comunidad que lo agradece».
Así lo cuenta, desde su correo Nauta, la habanera Isabel Cecilia Dumont Pérez, residente en Magnolia 118, apto. 3 interior, entre San Anselmo y San Gabriel, Cerro. En un contexto en el que cada vez más el país apuesta por esta forma de pago mediante tarjetas magnéticas, ¿por qué se dificulta tanto tener a punto la infraestructura necesaria?
Aprovecho las líneas finales para reiterar algo que hemos explicado: cuando escriben varios ciudadanos, digamos un colectivo laboral o un consejo de vecinos, y todos firman la misiva, es imprescindible, a los efectos de nuestra sección, que al menos se consigne la dirección particular exacta de uno de los remitentes. Gracias.