Acuse de recibo
Todo comenzó el 27 de octubre pasado, cuando los vecinos detectaron agua algo espumosa en la cisterna del edificio de Corrales 10 y 12, entre Egido y Zulueta, en La Habana Vieja, cuenta Miriam Rosa Díaz Castro, una de ellos.
Gracias al policlínico Diego Tamayo, se confirmó que la cisterna estaba contaminada de aguas albañales, por un tubo roto que viene por el patinejo interior de la misma. Desde entonces, está clausurada.
La vecina Clara Reyes ha hecho disímiles gestiones por resolver tan grave situación en un edificio donde viven 33 familias, señala. Las gestiones con las pipas de agua solo han fructificado dos veces: el 26 de noviembre y el 3 de diciembre. Lo otro ha sido agenciarse el agua por ahí.
Como el trabajo debe ser hecho por fuerzas especializadas, se les orientó acudir a las oficinas de la ECAL 5, en Compostela, esquina a Empedrado. Allí fueron, y entonces el técnico Iosvany fue al edificio. Dictaminó lo que se debía hacer y los recursos requeridos. La orden de trabajo está firmada desde el 9 de noviembre, «y esta es la fecha en que no ha venido nadie; seguimos aguardando y asumiendo esta situación desesperada», refiere Miriam Rosa.
Todo lo saben el Presidente del Gobierno Municipal, la Presidenta del Consejo Popular y el Delegado del Poder Popular. Y los vecinos han escrito a los Gobiernos municipal y provincial y al Partido en el municipio. Y no han recibido respuesta, ni nadie los ha visitado, afirma.
Según la carta de Miriam Rosa, algo más que la cisterna anda contaminado… de desatenciones y olvidos. ¿Cómo se puede tener tanto tiempo a 33 familias en tan grave situación? ¿Qué dicen la ECAL 5, el Gobierno de La Habana Vieja y tantos que conocen de los lamentables sucesos?
Por pequeño que sea, y desconocido en el mapa de las notoriedades nacionales, el caserío Menocal, en San José de las Lajas, provincia de Mayabeque, está poblado por cubanos con iguales derechos.
Olga Jardines, residente en la casa 10 de ese asentamiento, escribe para denunciar la crítica situación que tienen con el suministro de agua hace unos tres años; situación que han comunicado a los responsables de Recursos Hidráulicos, sin que se resuelva.
Refiere Olga que en la comunidad predominan personas de la tercera edad, quienes se ven precisadas a cargar el agua para sus necesidades, de las viviendas de vecinos que tienen construidos pozos. Y tal panorama predomina también en asentamientos como La Candelaria, Río Hondo y Babiney, donde ni siquiera se recibe agua por pipas.
Cuenta la remitente que hace alrededor de un año se recogió dinero entre los vecinos de Menocal para financiar por sí mismos el trabajo de conducción del agua en el caserío, pero funcionó para una parte de la comunidad, pues el resto mantiene la misma situación.
Otra agravante allí es la falta de transporte para salir de la comunidad, lo que afecta grandemente a trabajadores y estudiantes que deben trasladarse a San Antonio de las Vegas, San José de las Lajas y Güines.
En muchas ocasiones, señala, los niños que cursan la Secundaria Básica regresan en camiones y tractores, lo que logren coger. Y en muchos casos esos medios no poseen las condiciones de seguridad para transportar personal.
Olga lamenta que se olvide esta zona que también existe en el mapa.
Graciela Guasch Marzo (Pizarro 25, entre Tocha y Primera, Reparto Flores, Santiago de Cuba) felicita y agradece en nombre de su familia al personal médico, especialistas y residentes, enfermeras, y muy en especial a las doctoras Lucía Jacas y Natacha, de la Sala 4C de Dermatología, del Hospital Clínico Quirúrgico Juan Bruno Zayas de esa ciudad.
Cuenta que recientemente su hermano de 69 años se sometió en dicha sala a un tratamiento denominado Ensayos Clínicos por una lesión en la nariz. Y los resultados fueron exitosos y alentadores.
«Durante el tratamiento, fuimos testigos de un trato amoroso, muy humano y jovial hacia los pacientes, prevaleciendo siempre una gran profesionalidad y dominio absoluto de la misma, es por ello que no queremos pasar por alto actitud tan digna y gratificante por parte de ese personal que no es más que el reflejo de nuestros médicos», concluye.