Acuse de recibo
El pasado 26 de octubre, Sergio de la Peña refería que en 42, entre 19 y 21, en el municipio habanero de Playa, abrieron la panadería-dulcería La Joyita, que hacía honor a su nombre en belleza y calidad del servicio.
Añadía que fueron instalados en la fachada dos toldos modernos para proteger del sol y la lluvia a los clientes que hacen cola. Y un buen día una inspectora de Planificación Física prohibió los toldos al administrador, so pena de ponerle una multa. Y cuestionaba Sergio las razones.
Al respecto, responde Juan Miguel Herrera, director provincial de Planificación Física en La Habana, que la actuación de la inspectora está sustentada en el Decreto 202 de 2001.
Precisa que «al administrador, cuando se le pidieron los documentos de permiso para el toldo y el cartel, no contaba con ellos. Se le notificó una obligación de hacer, la cual consiste en tramitar la documentación correspondiente en un plazo de 15 días; y si en ese término iniciaba la tramitación, no se le multaba ni tenía que retirar el toldo».
Manifiesta Herrera que «en este momento la panadería La Joyita ya cuenta con los autorizos correspondientes para el toldo que protege a la población del sol abrasador y el cartel que la anuncia».
Y concluye que «para lograr una ciudad cada vez más bella, ordenada, higiénica y disciplinada, corresponde en primer lugar a las autoridades, con el apoyo de sus ciudadanos, reforzar el respeto al papel que debe jugar la Planificación Física».
Agradezco a Herrera la respuesta y el esclarecimiento acerca de un asunto que nada tiene que ver con arbitrariedades, sino con el ordenamiento, la disciplina y legalidad urbanísticas.
Nereida Vázquez López y su esposo vivían en paz en calle 42 no. 14, entre 3 y 5, en el reparto Camilo Cienfuegos de la ciudad de Bayamo. Un área tranquila hasta que la convirtieron en sede de festejos populares.
Confiesa ella que han luchado por restablecer la paz, con cartas a los Gobiernos municipal y provincial, el Partido y el Citma, «sin que las decisiones de esos organismos las acate Comercio y Gastronomía». El Citma dictaminó que no se podía poner carpas de cerveza ni música alta en esa área, dice, pero Comercio y Gastronomía hizo caso omiso.
El 2 de noviembre pasado, cuenta, fueron los de Comercio y Gastronomía a celebrar el 505 aniversario de la ciudad con caldosa y ofertas gastronómicas. «Hasta ahí bien; pero frente a mi casa y las de otros vecinos pusieron fogones de leña (con marabú verde). Frente a la mía, dos de ellos, pertenecientes al administrador de la unidad La Refrescante y al administrador de El Nikel».
Nereida les habló en buena forma: Es asmática crónica, cardiópata, hipertensa, con artritis reumatoidea; y el humo la sofoca y le desencadena crisis de asma. Su esposo es diabético, con severa neuropatía que lo tiene inválido. Les rogó desplazar los fogones a solo unos metros, donde no les afectaran. «Ambos administrativos, acota, dijeron que no podían hacer nada, aunque apuntaron, con placer insano, que en realidad tenían que poner no solo esos dos fogones, sino 13 más, ya que tenían la meta de hacer 15 caldosas».
Antes, habló a dos jefes de Comercio y Gastronomía. A uno le rogó quitaran los dos fogones situados frente a su casa, a lo que respondió que iban a darle solución. Pero situaron no dos, sino cinco. «¡Qué manera más cruel de burlarse! ¡Qué irrespeto por la salud y la vida ajenas!», señala.
Mientras tanto, a pocos metros, en una carpa vendían cerveza con música atronadora, y otros fogones llenaban también de humo las viviendas de los vecinos. Solo usaron los fogones con leña verde el primer día y aun así ella padeció una fuerte bronquitis. Tenía además irritación de garganta y ojos, al igual que su esposo. Pero con la música no hubo igual suerte. El escándalo duró varios días más.
«¿No podemos llevar una vida tranquila? ¿Por qué antes de hacer fiestas no se pide asesoría a Salud Pública y se toman en cuenta las afectaciones a los grupos vulnerables? ¿Qué permite que Comercio y Gastronomía viole impunemente las indicaciones de Gobierno, Partido y Citma? ¿No hay espacios públicos en las afueras de la ciudad para actividades contaminantes? Seguiremos planteando esta difícil situación hasta que alguien nos escuche y dé una solución», proclama la carta, que firman otros vecinos.