Acuse de recibo
Cuantas veces sea necesario volveremos sobre este asunto. El trabajo debe pagarse en tiempo. Así de simple. Y en el caso de Gerardo Noa Silva (calle 57 No. 819, e/ 8 y 18, Apto. 1, Nueva Gerona, Isla de la Juventud) y el de otros como él, que han acudido a la columna, ya el tiempo desbordó la copa.
Gerardo, según supimos en misiva publicada aquí el pasado 5 de agosto, fue colaborador de la Misión Deportiva Barrio Adentro de 2014 a 2016 en la República Bolivariana de Venezuela. Terminó correctamente sus labores y aún le deben 1 380 CUC. Al inquirir por su estado de cuentas, representantes de Cubadeporte le informaron al trabajador que «por error de ellos me estaban pagando como técnico, pues no me habían actualizado en la base de datos: en vez de depositarme 180 CUC como debe ser, me depositaban cien. Ya a mi esposa, estando yo cumpliendo misión (…) la había mandado a buscar la Jefa de Colaboración del municipio donde vivo, (…) pues los papales en Cubadeporte se habían extraviado y se necesitaba que yo los volviera a entregar para ella ir a llevarlos», relataba el pinero.
Concluyó su misión en abril 2016 y, desde esa fecha, nada del dinero que le deben. Entre las tantas respuestas que le han dado al doliente, una consistía en que a principios de enero de 2017 estaría depositado el efectivo. Pero, efectivamente, no cambió nada.
«Quienes deben pagarle, y al parecer fueron irresponsables en los trámites desde antes del fin de la misión, ¿qué pueden argumentar?», me pregunté acá cuando vio la luz el caso. La pregunta guarda total vigencia.
Más de tres meses después, damos curso a una segunda misiva sobre el tema, esta vez remitida por la esposa de Gerardo, Denisse Lorenzo Hernández (residente en la misma dirección). La carta de Denisse se puede resumir en aquella sentencia criolla: «el cuartico está igualito». Cuenta ella que volvieron a llamar a las autoridades correspondientes y les explicaron que el dinero «iba a salir cuando tocara», lo que la mujer, con razón, no entendió.
«En estos momentos —apunta la pinera— me encuentro embarazada de ocho semanas, (…) más que nunca necesito el dinero que Cubadeporte le debe a mi esposo y aún no le paga».
Con esmerada caligrafía el veterano Ramón Medina Cardona (Ave. Martí No. 119A, Jobabo, Las Tunas) alerta sobre las deficiencias alimentaras que atraviesan él y sus compañeros de larga data en el Comedor del Adulto Mayor (SAF) El Mercadito, de su municipio.
«La situación económica que tenemos es muy difícil», se duele el anciano y si a esto le suman las irregularidades con los alimentos, específicamente con las proteínas, el problema se torna duro.
Estos comedores llevan abiertos mucho tiempo —señala el remitente— y nunca ha faltado el sustento proteico, al menos en vísceras. «Nos traían picadillo, pescado, salchicha»…, rememora el tunero. Pero en 2016 y en lo que va del 17 esto ha variado para mal, indica. «Ahora los potajes son sin hueso y sin condimento», ejemplifica.
«Los medicamentos son importantes, pero más es la alimentación», reflexiona el mayor, y recuerda aquella frase de que «la salud entra por la boca».
Menciona además que esta preocupación ha sido elevada, mediante escritos y llamadas, a autoridades del municipio y la provincia, pero no ha habido solución. No obstante, confía el anciano en que su reclamo, dada la proyección de asistencia social de nuestro país, no caerá en saco roto.
Esperemos entonces las mejoras.