Acuse de recibo
Vladimir Pérez de Corcho Naranjo (Artola 114 A, entre Teniente Cañón y Pancho Varona, La Vigía, Camagüey) tiene un hijo de nueve años que practica judo en el gimnasio La Vigía, con la guía del profesor Israel Young Barreto, quien tiene resultados muy positivos, al punto de que no son pocos los muchachos que llegan a la larga a figurar en el Equipo Nacional de esa disciplina.
Cuenta Vladimir que Israel cumplió misión en la hermana República de Venezuela, y cuando retornó y se incorporó de nuevo a sus labores, ya el gimnasio estaba destruido casi por completo.
Fue cuando Israel solicitó ayuda al Inder en Camagüey y a los padres de los niños, para de cierta manera reparar el salón, donde ya no se podía entrenar.
«El Inder nunca ayudó en nada —afirma— y fue ese consciente profesor quien, de su bolsillo, corrió con los gastos de dicha reparación: techo, colchón, electricidad y seguridad. De más está decir la cuantiosa suma que gastó el profe».
Según explica Vladimir se elevó la queja y el problema es conocido por el comisionado de judo. El gimnasio se encuentra en una situación en la que llueve más adentro que afuera, y según afirma el lector que le han explicado, la política que tiene el Inder es la de invertir en aquellos locales donde existan numerosos atletas y se vean los resultados.
Lo cierto es que, según él, lejos de priorizarlo lo que han hecho es aplazarlo, al extremo de que ya se hace casi imposible entrenar en ese gimnasio. Y a todo ello, agrega el padre, se le suma el hecho de que hace mucho que el Inder no paga el consumo de electricidad. La cortaron, y ahora los niños, luego de terminar sus clases a las 4 y 30 p.m., comienzan a entrenar a las cinco, pero ya poco antes de las seis no se ve nada dentro del local.
Por tal motivo, consigna, teniendo en cuenta que el único bombillo con que cuenta el gimnasio es uno de alumbrado público y alto consumidor (unos 1 200 watts) los padres compraron una lámpara de 40 watts doble, para ahorrar y que alcance la asignación de la Empresa Eléctrica. Por cada hora que no se utilice el bombillo puede usarse la lámpara 15 horas.
Esa problemática, afirma, se le planteó al comisionado, para que la conociera la dirección del Inder, y la respuesta fue que en febrero se le haría una reparación capital al gimnasio, pues el mismo presenta una pésima situación en la cubierta, los baños, colchón, puerta principal, reja de seguridad e iluminación.
«Todos estuvimos de acuerdo —añade—, pero eso ya cambió. Ahora el presupuesto que se había asignado para esa tarea se va a utilizar para invertirlo en el Distrito del Inder.
«Lo cierto —enfatiza— es que ahora no tenemos al menos la iluminación necesaria para continuar entrenando, a pesar de haber comprado la lámpara, para que nuestros hijos reciban su entrenamiento.
«Los niños no tienen luz en el gimnasio, y dentro de un tiempo relativamente corto no habrá siquiera local, como ya pasó con el de boxeo, nombrado 9 de Abril, que lo dejaron destruir tanto que ya no se puede recuperar.
«En ese gimnasio entrenan 120 personas, entre niños y adultos. Días atrás la televisión local hizo un reportaje sobre el problema del gimnasio». Y apunta que si se mantiene la premisa de que el deporte es un derecho del pueblo, «todo parece indicar que no soy yo el que está errado, pues confío en que esa política nuestra Revolución no la ha cambiado ni lo hará jamás», concluye.