Acuse de recibo
El pasado 25 de noviembre José Luis Pierre Frómeta, residente en Edificio 14, entre Yara y Mariel, en el reparto capitalino Víbora Park, revelaba el tormento en que se había convertido para los vecinos de ese inmueble el establecimiento de Recuperación de Materias Primas que, al frente, compra y recolecta material reciclable.
José Luis denunciaba el trasiego, a cualquier hora del día y de la noche, de equipos que arrojan estrepitosamente materiales, para intranquilidad de los vecinos, quienes también sufren los escándalos de los recolectores concurrentes, que hacen largas estancias, y el vertedero de lo que no clasifica en plena acera y en plena vía.
Al respecto responde Jesús O’Farrill Fernández, director general de la Empresa de Recuperación de Materias Primas de La Habana, que se reunieron con José Luis para evaluar los problemas y buscarles solución. Y se produjo un intercambio de criterios con el jefe de Sector de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y el presidente del Consejo de Vecinos del edificio.
La Empresa acordó organizar un ciclo de recogida estable para mantener esa casa de compras con inventarios mínimos de materias primas y asegurar efectivo con el propósito de lograr mayor estabilidad en el servicio de compra.
Se firmó un acta de colaboración entre la dirección de la Brigada de Recuperación Territorial de Arroyo Naranjo y la PNR del sector donde se encuentra la casa de compras, para velar por el orden, el correcto comportamiento en las áreas aledañas a la instalación y la tranquilidad de los vecinos.
Precisa que se sostuvo un encuentro con clientes que llevan desechos reciclables a vender allí, con el objetivo de que no se afecte a los vecinos. Y se les indicó que los productos que no reúnen los requisitos de calidad para ser vendidos deben ser retirados por los mismos recuperadores.
Agradezco la respuesta, y ojalá que con las materias primas se recuperen también para siempre la disciplina y el respeto en esa casa de compras. Para ello habrá que darle seguimiento y control sistemático a lo acordado, porque de lo contrario resurgirá la tendencia al caos y al desorden, tan recurrentes en nuestra vida cotidiana.
Raciel Frómeta (Calle 29, No. 68, entre 2 y 4, Reparto Rosabal, Contramaestre, provincia de Santiago de Cuba) escribe en nombre del colectivo laboral del Correo de esa localidad, porque desde enero del presente año se implantó allí un sistema de pago que no se discutió con los trabajadores.
«Dijeron —señala— : A partir de enero cobran por ahí, y basta. Hablamos con el Sindicato de la Empresa, con el municipio y la provincia; y nadie nos ha dado respuesta. Mandamos a buscar al director provincial y nada.
«Es el sudor y el salario de una familia lo que está en juego —enfatiza—. En el pago de enero perdimos entre 500 y 700 pesos; y las personas que no están directamente en la producción ganan lo mismo o más que nosotros.
«Pensamos que cuando se cambia un sistema de pago es para elevar la producción y que el trabajador gane más; no para que cobre menos haciendo el mismo trabajo que siempre ha hecho».
Raciel enfatiza en la necesidad de que se haga una revisión de ese sistema de pago inconsulto, y se les dé una respuesta lo antes posible. Y argumenta que «arbitrariedades como esa son las que les quitan el deseo y el ánimo de trabajar a las personas».
Emilio Álvarez Vázquez, trabajador por cuenta propia y residente en Calle 8, No. 28B, reparto Guernica, en Camagüey, solicitó un crédito para comprar implementos de trabajo en el Banco Popular de Ahorro de La Vigía, en esa ciudad, y da crédito de la excelencia.
«Desde el portero hasta la gerente comercial, Yarinis, y Mayda, la cajera, todos los trabajadores me atendieron con mucha profesionalidad y respeto. Ese colectivo es ejemplo de cómo se debe atender al pueblo trabajador. Todos reciban las más merecidas felicitaciones y mi reconocimiento», concluye.