Acuse de recibo
El pasado 29 de julio, Rodelsi Hernández defendía desde Ranchuelo, Villa Clara, el derecho de su padre de 86 años a reponer su prótesis auditiva averiada y denunciaba lo que consideraba «falta de transparencia del Centro auditivo de Villa Clara» en la prestación de ese servicio. Contaba que hacía un año allí la prótesis de su papá fue diagnosticada sin posibilidad de reparación. La entregó, sin que mediara comprobante alguno, para que le anotaran en una lista de espera, en la cual le dieron un número entre el 160 y el 170. Le dijeron que la lista era por orden consecutivo, según llegaba el paciente, y que los de reposición no tenían prioridad. Entraban por la misma vía y debían esperar por su turno.
Rodelsi llamaba regularmente, y a inicios de 2015 supo que había entrado un lote de 200. Cuando llegó, ya las habían repartido. Pidió que buscaran a su papá en la lista, pero la libreta de marras ya no existía. Buscaron en una computadora que, mediante sistema Excel, tenía a los pacientes por municipios. Al hallar los de Ranchuelo, le dijeron que no se le había asignado el aparato a su padre.
El hijo argumentó que si habían entrado 200 prótesis, su papá tenía que haber sido incluido. Y arguyeron que se orientó organizar la lista por municipios y asignar a cada uno en dependencia del número de pacientes; al tiempo que dijeron que «se estaba priorizando a los trabajadores jóvenes».
En la segunda asignación de prótesis, no se sabía cuándo las iban a dar, porque «no tenían médicos preparados para realizar los ajustes de las mismas, y estaban en función de esa preparación».
Rodelsi volvió al Centro auditivo y supo que había una nueva categoría de pacientes, en la cual clasificaban los combatientes, pues estos habían conseguido por gestiones propias que especialistas del Hospital Pediátrico les ajustaran los aparatos.
«Si desean trabajar con transparencia, acotaba él, hay que establecer nuevas reglas; se debe hacer un corte y respetar el orden que existía. Deja mucho que desear ese cambio repentino del mecanismo de asignación, donde aparecen categorías y clasificaciones de prioridad de unas personas sobre otras».
Al respecto, responde el doctor Oscar Armando Fernández, director provincial de Salud en Villa Clara, que Rodelsi tiene la razón, pues en la investigación del caso «se constató falta de adiestramiento de la licenciada en Enfermería en el manejo de la hoja de cálculo Excel, la cual alternaba indistintamente con registros manuscritos, sin la calidad y el control que requieren».
Precisa que esto, unido a la respuesta de la audióloga, en cuanto a que las reposiciones no tenían prioridad, fueron las causas que motivaron el maltrato, con actuaciones carentes de objetividad.
Añade que en los consejos de dirección de Salud Provincial y del Hospital Pediátrico se hicieron análisis, y se le aplicó traslado a otra plaza de menor remuneración a la enfermera del Centro auditivo, mientras que a la doctora especialista en Audiología se le descontó el 25 por ciento del salario durante tres meses.
También se le aplicó un descuento del 25 por ciento del salario durante tres meses a la coordinadora de la discapacidad en la provincia y se amonestó en el Consejo de Dirección al director del Pediátrico.
Refiere el director provincial de Salud que Villa Clara ha recibido periódicamente los equipos auditivos y ha cumplido sus planes de entrega en 2014 y 2015. Actualmente los que tiene les permitirán eliminar progresivamente la lista de espera.
Señala que como parte de la preparación de médicos y técnicos relacionados con esa actividad, se efectuaron acciones de capacitación en 2014. Ya están preparados dos otorrinos y se prevé la capacitación de dos más, refiere.
En cuanto al padre de Rodelsi, este fue atendido por el especialista en Audiología, quien programó y le colocó el nuevo dispositivo, concluye el doctor Fernández.