Acuse de recibo
Con la alimentación de los niños no se juega, repetí una vez más el pasado 15 de marzo, ante la inadmisible historia narrada por Luis Ramón Pérez Rojas, un padre de la localidad granmense de Buey Arriba. Hacía tres días que a la bodega La Sierra donde compra, no llegaba la leche fresca racionada para su hijo y cuatro niños más.
El administrador de la bodega, contaba, le explicó que a él no le daban ninguna reserva de leche en polvo para esas emergencias. En la Unidad Básica de Comercio del municipio le dijeron al padre que se presentara en el Puesto de mando de la Dirección de Comercio. Y allí le dieron la misma respuesta del administrador de la bodega: el municipio no cuenta con reserva de leche fresca o en polvo para tal eventualidad.
Agotadas las gestiones en su territorio, Luis Ramón me escribió con estas interrogantes: «¿Qué leche toman los niños en esos tres días o los que vengan, si no se resuelve el problema a corto o largo plazo? ¿Quién no ha tenido en cuenta ese problema? ¿Existe o no una reserva? Si existe, ¿la emplean en lo que corresponde?».
Este redactor afirmaba entonces que en pos de sustituir el gran fardo de la importación de leche en polvo para el país, en muchos territorios se ha contratado con los productores de leche fluida la venta y distribución de ese alimento priorizado para los niños. Pero también alertaba que tiene que haber una reserva de leche en polvo para contingencias, como la de Buey Arriba durante tres días.
Al respecto, responde Julio César Montero Ruiz, director de la Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía en Buey Arriba, que dicha bodega debía ser abastecida por la Base Productiva (¿será una cooperativa?) Protesta de Baraguá, la que dejó de entregar a partir del 11 de marzo sin previo aviso a la Empresa Municipal de Comercio.
El administrador, añade, lo comunicó a la Empresa, y el subdirector comercial de esta inició las gestiones para reponer el producto. Se comunicó con quien atiende la ganadería en la Empresa Agropecuaria Ataque a Bueycito, y este hizo la gestión con la cooperativa de crédito y servicios Formelio Garlobo. Pero fue imposible. Entonces, se le comunicó al Vicepresidente del Consejo de la Administración, quien dio solución al problema «según el procedimiento establecido (entrega de leche en polvo por concepto de descruzamiento), entregando la leche a la bodega el viernes 13 de ese mes».
La Dirección de la Agricultura alega, precisa Montero, que a esa cooperativa se le retiraron las vacas en ordeño, por las malas condiciones que presentaban, afectadas principalmente por la sequía; pero no se le comunicó oportunamente a la Empresa Municipal de Comercio, como está establecido.
Sobre la inquietud de Luis Ramón acerca de si existe reserva para reponer la leche en casos como este, «se le explicó que la Empresa no cuenta con esta, pues tal producto normado se entrega por corte de Oficoda, previa conciliación entre la empresa productora y Comercio».
El 18 de marzo, refiere, en reunión con la Dirección Provincial de la Agricultura y miembros de las comisiones Provincial y Municipal de la Leche, Luis Ramón participó en el debate «y estuvo de acuerdo con la respuesta que se le comunicó, teniendo en cuenta que el propio día 13 cuando se presentó en la Empresa, a las 3:00 p.m. la leche ya estaba en la bodega, pero la carta ya había sido enviada al periódico».
Agradezco la respuesta. Pero si Luis Ramón estuvo conforme con la respuesta, este redactor lamenta que la Dirección de la Agricultura no haya respondido para esclarecer su parte en esta historia, y no podamos saber qué medidas se adoptaron con quienes irresponsablemente no previeron el problema y no avisaron a tiempo a la Empresa de Comercio, ni buscaron una solución alternativa.
Y, por cierto, en el argot de Comercio Interior, ¿qué significa descruzamiento? ¿Qué es entrega por corte de Oficoda?
No queda claro el que, por un lado se afirme que no hay reserva de leche en polvo para eventualidades tales (algo absurdo); y al final, mediante el Vicepresidente del CAM se haya resuelto reponer el producto. Lo cierto es que con un interminable laberinto de gestiones, esos cinco niños amanecieron durante tres días sin su leche mañanera.