Acuse de recibo
Este es un caso para Sherlock Holmes, Hércules Poirot o sus colegas contemporáneos de alguna serie detectivesca… Todo comenzó cuando el capitalino Michel de la Fuente Vento (Edif. 27, Apto. 19, Micro X, Alamar, La Habana del Este) decidió un buen día ir a comprar una línea de teléfono móvil en la oficina comercial de Etecsa en la zona 6 de Alamar.
Cuando le tocaba ya el turno, la compañera que lo atendía le dice tranquilamente que no, que no puede adquirir la línea porque con su número de identidad (88103008389) estaba registrada otra persona.
«Yo, un poco enojado, le dije que era imposible, que mi número de identidad no estaba repetido con ninguna persona, ya que había confeccionado el carné recientemente. Su respuesta fue que no podía hacer nada por mí, que no estaba en sus manos rectificar el error. Pedí hablar con alguien más capacitado, pero nunca me lo buscaron», evoca el remitente.
Angustiado, el joven se dirigió a la oficina correspondiente del Carné de Identidad (Zona 7 de Alamar) para verificar qué sucedía. Su número, como él pensaba, no estaba repetido, pues el de la supuesta duplicada en realidad era: 88103008339. Es decir, que el penúltimo dígito los diferenciaba.
«No obstante —refiere el capitalino— decidí dar mi carné por perdido para confeccionármelo nuevamente y así, con la fecha de confección de ese mismo día, probar en la oficina de Etecsa o en la oficina comercial de Cubacel que el error era de ellos y no de quienes confeccionan el Carné de Identidad».
«Rápidamente vuelvo a la oficina de Cubacel y así y todo, con la prueba que tenía, la respuesta del empleado que me atendió fue la misma: que no podía hacer nada por mí, que no estaba en sus manos, y ni hablar cuando nuevamente pedí contactar con alguien más capacitado. La compañera, al verme angustiado, me dio los datos de ella (la otra persona) para buscarla y así juntos aclarar el problema», relata.
Pero cuando hay males de enredar, no vale ningún esfuerzo… Salió Michel a encontrar a su supuesta «tocaya» de número y los vecinos le informaron que ya no vivía ahí, que estaba fuera del país hacía más de un año.
«No sé qué hacer. Me he vuelto detective, he estado en todas las oficinas comerciales de Etecsa y de Cubacel de La Habana y la respuesta es la misma…», se lamenta el joven.
Si no fuera por lo serio del asunto, hasta risa podría provocar. ¿Estará condenado Michel a ser un hombre «in-móvil», como suele decir en son de broma el maestro del humorismo Osvaldo Doimeadiós? Esperemos el próximo capítulo…
La licenciada en Higiene y Epidemiología Maribel Fernández Reloba es una mujer enferma. A su retrovirosis crónica (VIH-sida), suma un linfoma No Hopkins y otros padecimientos que detalla en su misiva. Por eso debe cuidar como joya de cristal la pulcritud del ambiente que la rodea. Pero sucede que desde hace dos años corre por frente a su casa en la calle Prolongación de Guáimaro No. 139, municipio de Fomento, provincia de Sancti Spíritus, un arroyuelo de aguas negras, mezcladas con agua corriente de algún salidero en las tuberías de acueducto.
«Hemos acudido a diferentes sectores como Higiene del municipio, Gobierno, Acueducto y Alcantarillado, la delegada de la zona, inspectores integrales, y hasta ahora no nos han dado respuesta ni solución», cuenta la espirituana.
Y añade que tanto ella y su esposo como los demás vecinos del área están preocupados sobremanera, «y conocemos la lucha que el país lleva a cabo contra todas las enfermedades que puede ocasionar esta situación». ¿Hasta cuándo se prolongará este foco en Prolongación No. 139?