Acuse de recibo
Quienes se han empeñado en tareas investigativas de posgrado saben que no es cosa fácil llevar a término un diplomado, una maestría y mucho menos un doctorado. Se requiere, a la par de otras muchas labores del pan ganar, dedicar horas y horas a lecturas, a contrastar fuentes, a la selección de datos, a la redacción…
Y si tras ese esfuerzo mayúsculo, no viene el incentivo y la distinción —moral y material—, pues entonces el desánimo y la apatía pueden fácilmente hacer presa en el investigador. Así le sucedió al santiaguero Fernando Luna Marten (calle 7, No. 56, entre Escario y Enramadas, Santa Bárbara), quien labora como especialista principal de la Biblioteca Pública de Los Pinos, en Santiago de Cuba.
En su misiva, publicada aquí el 18 de este mes, narraba el remitente que luego de haber terminado la maestría en Ciencias Sociales y Pensamiento Martiano, y haber entregado el certifico al correspondiente Departamento de Recursos Humanos de Cultura Municipal, le explicaron que no le podían pagar el grado científico. ¿Por qué?, se preguntaba Fernando.
Ante la inquietud de este trabajador, responde Tania Fernández Chaveco, directora de Cultura en la oriental provincia.
Precisa la directiva que el reclamante ocupa una plaza de técnico en la Biblioteca Pública mencionada. Esta plaza entra dentro del grupo VII (al parecer de los calificadores de cargos) «que no tiene como requisito de conocimiento (poseer) nivel superior». «Se le aplicó el artículo 65 de la Resolución 27/2006, cobrando por un grupo superior al de sus subordinados y no mayor al del Director de la Biblioteca Municipal que es de $ 385,00 pesos por Resolución 26/2011, estando listada en (la) categoría II».
Añade la funcionaria que «No se viola nada pagar lo que hasta ahora al compañero Fernando Luna Marten, al ser Técnico en Biblioteca Pública y cobra por el Grupo VIII, que sería: Salario escala: $285,00; incremento del sector por Resolución 26/11: $50.00; por resolución 30/2005: $30.00. Salario Total: $ 365.00».
Y enfatiza la dirigente que no le asiste razón a Fernando, aun cuando se conoce su preocupación por la superación personal. También informa que en el propio municipio cabecera trabajan otros graduados de nivel superior y másteres, que no cobran su nivel científico, al igual que Luna, por estar ubicados en plazas técnicas.
Apunta la Directora que «aun con las indicaciones de reducciones de plantilla, estamos en el deber de continuar promocionando a nuestros trabajadores más calificados y disciplinados, de acuerdo con su rendimiento profesional, a plazas en que puedan tributar todo su intelecto a la sociedad. Como Dirección Provincial nos corresponde darle seguimiento a este tratamiento y que no quede en buenas intenciones. No obstante, reiteramos, el procedimiento laboral con Fernando Luna Marten ha sido el correcto».
Agradezco mucho la muy rápida respuesta de la Dirección Provincial de Cultura. Y comprendo que la retranca legal del asunto imposibilite, a los superiores del remitente, compensar económicamente su desarrollo investigativo.
Ante esta realidad a Fernando tal vez no le quedará otra alternativa que tratar de cambiar de plaza si quiere cobrar por su grado científico.
Seguramente para limpiar una calle, arar diez cordeles de tierra o ser portero en una cafetería no se exija grado científico; pero qué felicidad cuando todos los que estén en estas plazas, si lo desean y su contexto laboral y retribución económica los impulsa a ello, ostenten el grado de doctores en Ciencias. Sería una Cuba de ensueño, en todos los sentidos.