Acuse de recibo
Desde calle 57 No. 814, apto. 8, entre 8 y 18, en el reparto Abel Santamaría de Nueva Gerona, en la Isla de la Juventud, Elena Corujo Morales no disimula su disgusto cuando cuenta lo que considera un maltrato infligido por la empresa Aerocaribbean a su hijo, Macbel Sori Corujo; su nuera, Yuleidis Joven Álvarez; y su nieto de cinco años, Diego Sori Joven.
Cuenta la señora que luego de pasarse unos días de vacaciones en su casa, Macbel, Yuleidis y Diego tenían pasajes de regreso en el primer vuelo de Aerocaribbean del domingo 3 de agosto con destino a La Habana. Pasajes que ella había reservado, luego de una agotadora cola, desde el 30 de mayo pasado.
Llegaron a las 10:00 a.m. al aeropuerto de Nueva Gerona, y cuando fueron a hacer el chequeo en el mostrador, se enteraron de que los tres pasajes los habían cambiado para el último vuelo, que estaba previsto para las 10 y 30 de la noche.
«Un abuso, un maltrato inaudito (...), que la dejan a una con la boca abierta, sin previo aviso, sin explicación ni razón, y en franca violación de sus derechos ciudadanos»: así califica Elena lo sucedido.
Refiere que a las interrogantes de su hijo, los funcionarios del aeropuerto de Nueva Gerona no tuvieron respuesta objetiva o solución, y dijeron lacónicamente: «Fue La Habana».
Persistió Macbel en su queja hasta que lo pusieron al teléfono con la representante de Aerocaribbean en el aeropuerto José Martí, «quien, si bien no reconoció la existencia de una violación, sí tuvo que admitir la improcedencia de una modificación no notificada, arbitraria, falta de fundamento», como señala Elena en su misiva.
Precisa la remitente que «un funcionario con un dedo en la computadora los retiró de un vuelo que yo había reservado desde el 30 de mayo». Y manifiesta que «lo anterior responde a una indiscutible violación del contrato que se concertara dos meses antes que, dicho sea de paso, no consta al pasajero, porque Aerocaribbean emite un papelito con nombres y fecha de vuelo, que no es un boleto oficial, y que deja a la población sin conocer sus derechos».
Elena exige a Aerocaribbean que les comunique a los afectados los nombres de los tres pasajeros que fueron «priorizados», y el porqué tienen primacía, por encima de una de las partes del contrato concertado.
«¿Cuán importante pudiera ser priorizar esas tres capacidades cuando el 1ro. de agosto —según supieron posteriormente la remitente y sus familiares— la oficina de Control de Espacio de la Terminal 5 decidió realizar dicha modificación?, cuestiona Elena y afirma: «Nunca fuimos avisados. Cuando compré los boletos, yo dejé mis teléfonos en la oficina de reservación, y no salí de mi casa ni un minuto desde el 31 de julio.
«Se decidió dos días antes, así porque sí. No tuvieron en cuenta que viajaban con un menor, ni que los tres pasajeros no viven en la Isla de la Juventud. ¿Y si no hubiesen tenido un lugar adonde regresar hasta que partieran? ¿Por qué no los notificó el aeropuerto de Nueva Gerona si ya conocían el despojo?».
Lo más alarmante, según Elena, es que ningún funcionario reconoce un incumplimiento de contrato, y que hasta ahora no hay una vía de reclamación en el ámbito jurídico. «Las respuestas —apunta— se han limitado a: “Quéjense a quien quieran, están en su derecho; lo entendemos”.
«Pero siendo un servicio de la administración, ¿dónde está la instancia que atiende la queja o demanda en concreto? ¿Puedo yo demandar a Aerocaribbean? ¿Qué términos tengo, ante quién, cómo?».
Esperamos que «aterrice» en tiempo y forma una respuesta transparente de Aerocaribbean, ante tantas preguntas que, con razón —repito— hace una insultada abuela y madre.