Acuse de recibo
Una denuncia sobre los excesos sonoros y festivos en la Plaza Donato Mármol de Palma Soriano suscriben 48 vecinos de la calle Maceo, entre Donato Mármol y Quintín Bandera, en ese municipio santiaguero.
La misiva, encabezada por Ana Doris Pérez Sardiñas, refiere que en dicha plaza se celebran los actos políticos de la localidad, pero desde hace algunos años también el sectorial municipal de Cultura la viene utilizando para actividades populares festivas todos los fines de semana, entre viernes y domingo, y cualquier otro día de la semana que se programe.
«Además del ruido ensordecedor y agobiante —precisan—, producido por potentes equipos de audio y proyectado hacia donde habitamos personas mayores que padecemos distintas enfermedades, junto a niños pequeños y en edad escolar, esos días tenemos que soportar desde las siete de la mañana hasta las dos o tres de la madrugada esos sonidos extraños.
«Tenemos que encerrarnos en nuestras viviendas sin poder salir al corredor o la acera —señalan—, sin poder casi respirar, soportando calor y sin poder ver la televisión. Y además, estamos expuestos a constantes broncas, palabras obscenas, lanzamiento de piedras y botellas y otras manifestaciones de indisciplina social, que no son ejemplo para los menores».
Agregan que además sufren los residuos de orina y heces fecales que dejan los participantes. Aunque existen baños públicos, no se utilizan por muchos de los que acuden a esos festejos.
Plantean los demandantes que se han remitido a las autoridades municipales en varias ocasiones, pero nada se resuelve.
«Realmente, de culturales esas actividades no tienen nada, manifiestan. No se toma en cuenta la tranquilidad y el reposo necesarios para las personas que aquí residimos. No estamos en contra de la recreación del pueblo, pero entendemos que se puede buscar otro espacio, donde no molesten a nadie.
«De más está decir que la Ley 81/97 de Medio Ambiente sanciona a quienes sean causantes de ruidos en zonas habitables. Y nada de eso se tiene en cuenta en nuestro caso. ¿Es que acaso estamos condenados a sufrir indefinidamente?», concluyen.
Allá en Martí, provincia de Matanzas, Eldis Triana González estará agradecida por siempre a la Salud Pública cubana, por salvarle a su bebé, Elianys Mansor Triana.
Con 28 semanas de embarazo, y por medio de un ultrasonido, los doctores Juan Carlos y Aurora, médicos de Genética del Hospital Materno de Matanzas, detectaron una anomalía en el feto, que ya no tenía solución hasta que Eldis diera a luz.
Eldis ingresó en el Hospital, y al nacer la bebé la remitieron al Hospital Pediátrico Eliseo Noel Caamaño, y allí el cirujano Miguel Ángel Riverol Valles, junto a todo su equipo, intervino quirúrgicamente a la bebé con solo un mes y diez días de nacida.
Era una duplicidad digestiva, y de la intervención la nena salió satisfactoriamente, con muy buena evolución. Después de tanta angustia y desesperación, los padres de la beba y toda la familia, ríen y se abrazan de alegría. Una cubanita más está ya sonriendo, ejerciendo su derecho a la vida.
De tan usuales, los alumbramientos contra todo riesgo se hacen comunes, al punto de que muchos no reparan en la proeza humana que los sustenta.
Bien lo sabe Yubisel Rodríguez González, quien con un embarazo de alto riesgo, y rodeada de mimos y cuidados, tuvo a su Olivia de la Caridad Guevara Rodríguez el pasado 7 de junio, en el Hospital Ginecobstétrico Ramón González Coro, de la capital.
Allá en Luis Ramírez López No. 1-A, entre Valentín Torres y Juan González, en la ciudad de Sancti Spíritus, los padres de Olivia de la Caridad y toda la familia agradecerán eternamente la consagración del doctor Capote, del profesor doctor Oliva, a la doctora Ada, de la Sala 3C, y a las doctoras Elena y Julia, de 4to. A.
Yubisel estuvo ingresada meses por el alto riesgo, y cada vez que hoy su pequeña abre los ojos como dos luceros, ella no olvida tampoco al personal de Enfermería que tanto la cuidó. En especial a Yeradis, el de la Sala de Partos, que tanto cariño derrochó en los momentos más difíciles.
¿Puede haber algo más trascendente que la garantía de nacer sano, protegido de tanto amor?