Acuse de recibo
El pasado 28 de agosto reseñé la queja del lector Noel Barrios, desde la localidad camagüeyana de Florida, acerca del servicio de correo electrónico que oferta Etecsa mediante la modalidad de Nauta. Si bien todo al principio era muy rápido y eficiente en la sala de navegación de esa población, el 23 de agosto Noel consumió los 17 minutos que le quedaban de saldo sin lograr que el correo se abriera.
Y él preguntaba:
«¿Por qué tengo que pagar un servicio que solo comienzo a recibir cuando utilizo el correo y recibo y envío? ¿Por qué tengo que comenzar a pagar hasta llegar a la conclusión de que el correo no abre, y no me es posible darle la utilización por la cual estoy contratado?».
Al respecto, responde Tania Velázquez Rodríguez, directora central de Comercial y Mercadotecnia de Etecsa, que al investigar el reclamo de Noel, identificaron que ya estaban siendo analizados un grupo de reportes coincidentes realizados.
«Efectivamente, si bien el servicio de conectividad no presentó problemas, en el acceso a la plataforma de correos Nauta se había detectado una falla el propio día 23. Tal como se establece en el contrato, se procedió a revisar esos reclamos, y se indicó el resarcimiento correspondiente al tiempo de afectación», apunta Tania.
Ante las preguntas de Noel, la directiva explica que el servicio que se comercializa es la conectividad, pues una vez que el usuario se autentica y se conecta exitosamente, la cuenta comienza a correr. Y a partir de ahí todo lo que se haga (navegación, correos, elaboración de documentos y otros trabajos) se hace conectado; y por ello cuenta. Así lo especifica el contrato de manera expresa.
En tal sentido —precisa— hay facilidades que favorecen al usuario, como el uso de dispositivos externos que le permiten extraer sus trabajos y solo usar el tiempo de conexión. Igualmente está la opción de usar gratuitamente un portal de asistencia sin conectarse, que permite consultar su estado de cuenta y efectuar recargas.
Nadie sabe nada
Juan Enrique Delgado Castro (Avenida 51, No. 24410, Edificio 222B, apto. 1, entre 244 y 250, reparto San Agustín, La Lisa, La Habana) es diabético insulino-dependiente. Y en marzo de 2012 adquirió en la farmacia donde compra sus medicamentos un glucómetro marca Sumasensor SXT (A), serie b111anc236, el cual estuvo funcionando bien hasta el pasado mes de agosto.
Él pensó que eran las baterías, y compró un juego nuevo de pilas. Pero el glucómetro siguió sin funcionar. Entonces llamó a Tecnosuma Internacional S.A., que radica en calle 140 y Ave. 25, en el municipio capitalino de Playa.
Allí le explicaron que ellos ensamblaban los glucómetros y los distribuían al Minsap. Y no tenían idea de dónde los reparaban. Juan Enrique llamó a la Dirección Provincial de Farmacias y fue lo mismo.
«He llamado a múltiples lugares —apunta— y no he podido encontrar a nadie que sepa dónde se reparan, o si me pueden vender otro. Conozco casos similares al mío, y este es un instrumento necesario para poder saber la cantidad de azúcar que tenemos en la sangre en un momento determinado. Si alguien me pudiera informar de cómo puedo repararlo…».
¿No va a la caja?
Mario Domínguez (Ave. 45 No. 6606, entre 66 y 66-A, Playa, La Habana) cuenta que recientemente fue a pagar el servicio eléctrico en las oficinas comerciales de 42 y 29, en ese municipio. Como se había sobrepasado de la fecha límite para pagar, se le cobró un recargo de tres CUP.
Y al entregarle el comprobante de pago, en el mismo no se reflejaba el recargo, y solo aparecía el importe que debería haber pagado si lo hubiera hecho en el tiempo establecido.
«Reclamé a las compañeras que allí laboran, agrega, y con muy buena atención le pusieron un cuño que decía: corte. Pero a mí eso no me aclaró mucho. Si es dinero que ingresa al centro, ¿por qué no pasa por la caja?», pregunta Mario.