Acuse de recibo
Hay disgusto entre los trabajadores del central azucarero que lleva el sagrado nombre de Dos Ríos, en Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba. La carta, firmada por varios obreros, la encabeza Esteban Mejías de Moya, operador de tacho de esa fábrica, y vecino de Avenida Girón s/n, en la propia ciudad de Palma Soriano.
La misiva, firmada por otros obreros de Maquinado, Basculador y Molinos, Generación de Vapor y Purificación, señala que en esa industria, llamada Unidad Empresarial de Base Fábrica de Azúcar, subordinada a la Empresa Azucarera Dos Ríos, hace meses se registran irregularidades en las fecha de pago de los salarios.
Precisa que los atrasos son de hasta cinco días. Y si se habla de la empresa, hasta una quincena completa sin cobrar han sufrido los de Construcción y de la granja agropecuaria. Cuando piden explicaciones, les dicen que el Ministerio del Azúcar no ha situado el dinero en el Banco, que no hay dinero en este último…
«Somos obreros que vivimos del salario por el trabajo que le realizamos al Estado, enfatiza. Si vamos a la bodega y decimos que no hemos cobrado, en esta nos dicen que hay que pagar al momento. Y así sucede en cualquier lugar donde vayamos a adquirir algo».
Lo más preocupante es que, según esos trabajadores, no pasa nada. «Solo con decir que no hay dinero creen que se resuelve el problema, afirman. En la quincena del 1ro. al 15 de agosto, cobramos el 25, incluyendo a quienes salían de vacaciones el día 16».
Los firmantes manifiestan que el buró sindical nada hace ante esta situación.
Por la significación de la labor sindical, este redactor desea agregar que Acuse ha publicado varias cartas en las que se reflejan complejos problemas laborales y, según explican sus remitentes, la sección sindical no ha estado al tanto de esas dificultades o no las ha estado atendiendo.
A ello se suma que, en casos que están dilucidándose, se reciben misivas de las administraciones mas no de las direcciones sindicales aclarando las percepciones aquí vertidas. Se trata de un tema que habrá que atender.
La siguiente historia nos alerta de que la reorganización de los servicios de Salud Pública, motivada por criterios de racionalidad y eficacia, debe ir acompañada de una exigencia mayor en la organización y calidad, y de una información más esmerada al paciente.
José A. Fernández de la Vega (Omar Torrijos 3-A, entre Ernesto Guevara y Benito Juárez, Reparto Iberoamericano, Holguín) está dolido «con la falta de delicadeza y profesionalidad con que actúan las personas encargadas de realizar y atender las coordinaciones y reservaciones de los turnos del policlínico René Ávila, con el policlínico Alcides Pino, de la ciudad de Holguín, al carecer el primero de las consultas de oftalmología».
Lo dice ante la imposibilidad de que en dos ocasiones su padre (perteneciente al área de salud del policlínico René Ávila), por demás un anciano octogenario, fuera consultado al quejarse de dolor en uno de sus ojos. Y mucho más cuando se trata de un paciente intervenido quirúrgicamente años atrás por desprendimiento de retina.
El anciano esperó un mes para la consulta, y tuvo que hacer uso de dos rutas de ómnibus en el viaje. Para sorpresa suya, al llegar a la primera consulta el 24 de agosto, la doctora no pudo atenderlo porque ese día estaba reservado para niños. (¿Por qué le dieron turno entonces?).
«Ante la imposibilidad de consultarse a pesar de algunos ruegos —señala—, hicimos una segunda reservación del turno. Después de esperar otro mes y seguir aquejado de dolor, junto a las mismas odiseas de los viajes, al llegar a la consulta la doctora le vuelve a manifestar la imposibilidad de atenderlo, por estar reservadas ese día las consultas para niños. Y lo peor: no prestar atención a lo explicado por mi padre».
José pregunta: «¿Cuándo podremos consultar a mi padre? ¿Estamos preparados para cuando tengamos mayor cantidad de personas en la tercera edad? ¿Accionan estas instituciones para lograr la condición de excelencia en los servicios? ¿Le ocupaba mucho tiempo a la doctora en la primera consulta, y aun en la segunda, hacer una obra de caridad, como acostumbramos a decir?