Acuse de recibo
Trajo ecos la queja vertida el pasado 3 de abril por Luis Sánchez sobre la hiperdecibelia, el escándalo y la indisciplina en la calle Libertad entre Narciso López y Martí, en el centro de la ciudad avileña de Morón.
Entonces Luis describía como «un infierno» las molestias a los vecinos por la música sin control, y los posteriores espectáculos callejeros, en torno a tres centros recreativo-culturales-gastronómicos en esa misma cuadra: El Patio de Artex, La Casa de la Trova y El Rápido.
Nos escriben diez vecinos más de esa cuadra: José Besada, Eremia Fernández, Teresa Cepero, Luis Castro, Urbano Valdés, Martha Pres, Roilán Poveda, Reinaldo Tamayo, Alberto Santiago y Yenima Castro; quienes agradecen la revelación de algo «que nos agobia hace varios años», en especial el centro de Artex.
Afirman que han hecho reclamos a la Presidencia de Artex, al Ministerio de Cultura, al CITMA y a las direcciones municipales de Planificación Física y Salud Pública, y lo han canalizado mediante el Poder Popular:
«A todos los destinatarios de nuestras quejas, les hemos pedido se verifique lo que decimos. Solo es necesario que visiten nuestras casas en horario de funcionamiento del centro de Artex, que viola la ley y altera nuestra calidad de vida. Se hace insoportable vivir aquí: El ruido es inmenso, en un centro de dos niveles a cielo abierto, que cuenta con potentes equipos de audio que reproducen música estridente, a lo cual se unen las voces de los animadores, que instan a sus clientes a hacer bulla.
«No es concebible cómo un centro del sistema de cultura, que debe generar educación, ejemplo y respeto en la comunidad, nos agreda permanentemente, lo que es permitido por los organismos encargados de su control. Ayer, luego de la publicación y como una manifestación más de irrespeto, su funcionamiento en nada cambió».
Sí reconocen los remitentes que, en respuesta a lo revelado, les visitó una representación de la Policía Nacional Revolucionaria de la provincia y el municipio, a la que explicaron el problema. Aunque los vecinos aceptaron que nunca se habían dirigido a la PNR, agradecieron la atención y le solicitaron ayuda y respaldo al respecto.
«No cesaremos en nuestra queja y petición mientras se siga violando nuestro derecho a disfrutar de bienestar en nuestras viviendas», concluyen.
Desde 1ra. No. 625, entre Morales y Manhattan, en el barrio habanero de Los Pinos, escribe Ana María Rodríguez para alertar de decisiones que agravan más la crisis de agua en la capital. Absurdos que pueden evitarse.
Sabe Ana María que las fuentes de agua de La Habana cada vez se secan más. Conoce lo que se hace para atenuar esta emergencia con racionalidad. A ellos se les espació el ciclo de entrega, que antes era de días alternos, a cada cuatro días. Y ella lo comprende, porque hay que compartir los infortunios.
Lo que sí le parece ilógico es el cambio de los horarios de bombeo: Al principio la suministraban a ese barrio a las 6:00 a.m., y las personas que trabajan podían llenar los recipientes antes de salir a sus ocupaciones. Luego era a partir de las 7:00 a.m., y ya llegaban tarde a sus centros laborales. Finalmente, el horario se ha corrido de 8:30 a.m. o 9:00 a.m., hasta las 12 del día.
«Llamé a la oficina en cuestión (no precisa cuál) y la compañera me dijo que el horario lo decide el Jefe de Operaciones, y lo hace para que el agua dure hasta las 12. Tienen posibilidades de almacenar y utilizar el agua las personas que no trabajan; las que lo hacemos no podemos acceder al agua a no ser que faltemos o lleguemos tarde.
«Si solamente hay agua para tres o cuatro horas, ¿por qué no ponerla a las 6:00 a.m., para que quienes estamos aportando con nuestro trabajo a la sociedad también tengamos posibilidad de disfrutar de ese servicio? Si te toca y no llenas tus recipientes, luego te pasas ocho días sin ella. ¿Algo tan serio puede depender del capricho? ¿O es más importante que todos nos beneficiemos y además podamos cumplir con nuestra función social?».