Acuse de recibo
Quien ha visto a un asmático en crisis, sabe cuán complicado puede ser para alguien con este mal la ausencia de su spray de salbutamol. Y si ante eso no se reacciona con solidaria flexibilidad, pues bueno, algo falla...
Eran las 6 de la tarde del pasado 17 de mayo cuando Marlene González Lugo (Corrales No.714, apto. 3, entre Carmen y Rastro, La Habana Vieja, Ciudad de La Habana) llegó a la farmacia ubicada en Carmen y Esperanza, en su propio municipio de residencia. Allí le correspondía comprar el imprescindible dispositivo médico contra el asma.
La dependienta —evoca Marlene— le dice que estaba en falta, pero que lo iban a situar en la farmacia Sarrá, en Teniente Rey, entre Habana y Compostela, distante de la anterior. La empleada le sugiere a la enferma que pasara al día siguiente para hacerle el «desvío», documento con el cual podría comprar en la otra unidad farmacéutica.
«Soy trabajadora, con un horario laboral de 8:00 a.m. a 5:30 p.m. (...) Tengo que cumplir con mis obligaciones y trasladarme a mi centro en el transporte obrero, por tal motivo no pude acudir aquel día a la farmacia», cuenta la lectora.
Pero fue el miércoles 19, también sobre las 6:00 p.m. y se encontró con la misma empleada. Le expresa que ya no tenía nada del medicamento, que lo necesitaba. «Ella nuevamente me dice que al no haber en existencia me tenía que hacer el “desvío” para la farmacia Sarrá. Pero que esos “desvíos”, “son en el día”, que si me lo hacía tenía que ir a buscarlo esa misma tarde-noche (…) o de lo contrario que acudiera al día siguiente.
«Le rogué que, por favor, me hiciera el “desvío” con fecha jueves 20 de mayo, ya que mi centro de trabajo queda a tres cuadras de Sarrá… además, el tiempo estaba malo, lloviendo… La respuesta de ella es otra vez negativa.
Marlene nos escribió, aún sin su spray de salbutamol. Consciente de que son necesarios mecanismos de control de los medicamentos, pero alarmada al máximo con la rigidez de que fue víctima, la capitalina termina su mensaje con algunas preguntas, a las que se suman las de este redactor:
¿Existe alguna resolución, circular, etc. que establezca esos «desvíos en el día»? ¿Conoce esa empleada la importancia de ese medicamento para un asmático? ¿Cómo se resuelven racional y humanamente problemas de este tipo?
Lázara Torres Vence (Calle 34 No. 17C04, entre 17-C y 17-D, San Bernando, Jagüey Grande, Matanzas) escribe conmocionada. No acude a estas líneas a nombre suyo, sino de su hermano José Castellón Vence (Márgenes del Río No. 107, Potrerillo, Cienfuegos) y de su pequeña sobrina.
La niña de José, de un año y medio, nació con Síndrome de Down, ha sido operada además por una malformación congénita en el duodeno y sufre otros males de salud.
Esta pequeña —narra Lázara— se nutre fundamentalmente de alimentos pasados por la batidora y de yogurt, que le entregan para la semana. Ahí viene la dificultad. Pues el padre —afirma la tía—, ha solicitado en varias instancias —Seguridad Social, Trabajadores Sociales, etc.— la venta a plazos de un refrigerador, y no ha podido obtenerlo.
Los médicos le han dado dictámenes para viabilizar esta gestión, pero tampoco han tenido efecto. Así, la familia tiene que auxiliarse de los vecinos.
¿No podrán hallar las instituciones de la provincia una solución para este caso?