Acuse de recibo
Miguel Ortega (San Ignacio 316, La Habana Vieja) estremeció a muchos cubanos con la denuncia que hizo aquí el pasado 10 de enero acerca del irrespeto con que, tanto compatriotas como visitantes foráneos, se sientan impunemente en los muros que circundan el Monumento al inmenso José Martí, en el Parque Central de la capital. Y también fustigaba el hecho de que los niños jueguen sobre la plataforma de la estatua, sitio de veneración. El lector abogaba por que las autoridades tomaran medidas rigurosas ante tales insensibles desatinos.
Y para remachar, hace unos días el colega Pedro de la Hoz esgrimía en las páginas de Granma un viril alegato contra la «permisividad inadmisible» con que turistas foráneos se desordenan displicentemente sobre los muros que rodean la estatua del más grande cubano. Acompañaban aquellas rebeldes palabras las reveladoras fotos del fotorreportero de ese diario, Raúl López, quien pilló in fraganti a dos extranjeros en una sesión de relajamiento a la vera de la sagrada estatua.
Ya hace buen tiempo que vienen registrándose los alertas acerca de la irreverencia y el irrespeto a nuestros monumentos patrios. Y esa cruzada patriótica, cuyo más fiel paladín es Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, no siempre encuentra el consecuente apoyo de las autoridades.
Al menos hoy, a la queja de Miguel Ortega responde Mariana Hechavarría, jefa de Divulgación de la Dirección Provincial de Servicios Comunales, quien visitó al denunciante y le dio aliento con buenas nuevas, que reprodujo en su carta a esta sección.
Asegura Mariana que esa entidad viene trabajando con los especialistas en un grupo de proyectos que permitan la conservación y dignificación de esos sitios de la memoria histórica.
Ya se encuentra en fase de presentación, refiere, el proyecto de una Brigada Integral Especial para proteger, las 24 horas del día, en tres turnos, esa zona del Parque Central, Parque de la Fraternidad y monumentos cercanos.
La Brigada, uniformada y con silbatos, asumirá la custodia, limpieza y mantenimiento de monumentos, fuentes, bancos, luminarias y hasta jardines.
Es encomiable el proyecto de Servicios Comunales, que ha dado ya el primer paso. Pero... ¿qué se hará en otros sitios monumentarios de la ciudad? ¿Qué se han propuesto las autoridades del orden público, los cuerpos de inspectores y las instituciones culturales para dignificar y hacer prevalecer con firmeza el respeto a nuestros emblemas históricos? ¿Cómo neutralizar a los burladores de la memoria histórica?
Rehabilitación a la zaga del deterioroEl pasado 28 de febrero reflejé aquí la denuncia de la capitalina Mabel Peña acerca del peligro de derrumbe de un balcón en Calzada de Diez de Octubre, entre Santa Emilia y Zapotes. La lectora iba más allá de la puntual amenaza y cuestionaba por qué no se hace un inventario de los balcones y estructuras de la ciudad en peligro; y preguntaba por qué no se pueden atender esos detalles antes de que se conviertan en grandes e irreversibles problemas.
A propósito, responde la arquitecta Ivette Pérez Vuelta, directora de la Unidad Provincial Inversionista de la Vivienda (UPIV), quien primeramente asevera que ese balcón se ha apuntalado en dos ocasiones y elementos inescrupulosos se han robado la madera.
Explica la arquitecta que la demolición de lo que peligra no está prevista, al ser esa una fachada con valores patrimoniales. Lo que se pretende es su reparación, y por ello se ha apuntalado para detener el peligro hasta el momento de la rehabilitación. Y asegura que accederán a garantizar el apuntalamiento.
En cuanto a la inquietud sobre si hay un inventario de tales problemas, asegura que sí existe en la ciudad nominalmente el estado de todas sus viviendas, y periódicamente se actualizan los dictámenes, con clasificaciones de mal, regular y buen estado técnico, a más de que se diferencian las clasificadas como muy críticas.
Acerca de encarar un arreglo antes de que se convierta en un gran problema, señala que «lo óptimo sería ir siempre con el mantenimiento por delante del deterioro, aspecto este que se complejiza ante la gran problemática de tener hoy un fondo edificado que careció de mantenimiento periódico. Ello, junto al agotamiento de las estructuras y la suma de la sobrecarga a que se encuentran sometidas, acelera el deterioro a ritmos que la rehabilitación no puede hoy alcanzar».
Afirma la directora de la UPIV que el programa en ese sentido se inició hace apenas 44 meses, y aún no logra salvar todo lo acumulado, «pero se trabaja en estrategias de atomizar con lo limitado la mayor cantidad de acciones en tal sentido».
Acciones como la demolición y el apuntalamiento, explica, son especializadas; «y lo pendiente transita por situaciones imprescindibles, que se concentran en el tema material, y por ende, financiero».
Finalmente, agradece el alerta de Mabel, y en cuanto al peligro puntual de ese balcón, asegura que darán solución al mismo, con el auspicio de varios organismos, para evitar un accidente no deseado en zona de tanto tráfico y concentración de personas.
Misterioso aire...
Manuel Adorna (Edificio 50, apartamento 10, entre Quinta y Sexta, Reparto Eléctrico, Arroyo Naranjo, Ciudad de La Habana), se pregunta si fue una confusión o gravitan extrañas intenciones por debajo de los hechos acaecidos con él, en algo tan serio como es el esfuerzo que se hace para erradicar las deudas acumuladas en el pago de los efectos electrodomésticos, como parte de la Revolución Energética.
Días atrás se presentaron en su hogar dos gestoras de cobro de esos efectos, con un modelo de compromiso de pago de un aire acondicionado, que tiene el nombre y dirección de este lector, y hasta su número de carné de identidad. El modelo también tiene el nombre del trabajador social que entregó el aire, pero la firma del cliente no es la de Manuel. «Nunca he pedido ni solicitado tal equipo», manifiesta.
Manuel se presentó en la Zona de Comercio y lo mandaron a ver al administrador del supermercado 1500. Este le enseñó el modelo y le dijo que no podía hacer nada, ya que esa es la constancia de cada aire que entregó. Y le reveló que había varios casos similares al suyo. Pero en ese momento se presentó allí una trabajadora social y le dijo que la próxima semana iría a su casa. Huele extraño esta historia. Urge un serio esclarecimiento.