Acuse de recibo
El respeto entre vecinos incluye a las entidades contiguas en áreas residenciales. Es penoso que, en nombre del Estado, ciertas oficinas reiteren daños y secuelas en sus colindantes. Una muestra de ello la envía Niurys Insua Bosquet, vecina de Avenida José Martí 12010, 1 y 2, apartamento 5-A, bajos, en el Diezmero, municipio capitalino de San Miguel del Padrón. Arriba de su casa radica una sucursal de la Empresa Eléctrica, y en los dos años que lleva viviendo allí, ya es la tercera vez que tiene afectaciones como consecuencia del baño de esa dependencia. La primera vez era una filtración hacia su casa desde el piso del baño. Lo reportó y fue una brigada, que hizo la reparación. La segunda ocasión fue que a la llave de agua se le había ido la zapatilla. La solución allá arriba fue amarrar la llave con una soga. Y toda la noche estuvo derramando agua, que se filtraba hacia la casa de Niurys. Entonces, ella se personó en la Empresa Eléctrica de San Miguel. Llevaron a la brigada de mantenimiento y cambiaron la pila. Y el pasado 18 de marzo, volvieron a dejar la llave del baño abierta. Toda la noche se filtraba hacia abajo. Lo insólito es que, según Niurys, la administradora de la sucursal le dijo que le daba mucha pena, pero que no podía hacer nada. La vecina concluyó en la Empresa Eléctrica del municipio, y la funcionaria que atiende a la población le prometió una respuesta... A la tercera, debía ir la vencida... por elemental respeto.
Bravo por Korachi: Lo cuenta Roberto Hechavarría (Edificio C-26, apartamento 25, Zona 6, en el barrio capitalino de Alamar). Y lo califica como «un hecho verdaderamente humano». El 27 de enero pasado, sobre las 4 y 35 p.m., transcurría el viaje del ómnibus 162 de la ruta P-11, cuando un pasajero, ya anciano, perdió el conocimiento. De inmediato los pasajeros a su alrededor lo auxiliaron, y uno de ellos habló con el chofer, Korachi Hernández, quien rápidamente se dirigió al policlínico Van Troi, y ayudó a bajar al enfermo, hasta que lo instalaron en una camilla para su atención médica. Roberto confiesa que en el ómnibus se percibía el respeto y la admiración por el noble gesto de Korachi. Y quiere felicitarlo públicamente, porque así actúan las buenas personas.
Desestímulo: Susana González (Calle K número 20, Ceiba Hueca, Campechuela, Granma) cuenta que recientemente se celebraron en Las Tunas competiciones de béisbol como parte de los Juegos Deportivos Escolares. Allí el equipo de Granma, categoría 11-12 años obtuvo la medalla de oro y quedó invicto. Pero el brillo de la actuación contrastó con la escasa atención y el pobre estímulo que recibieron los pequeños. Como parte de los padres que asistieron allí con sus hijos atletas, hospedados en la EIDE provincial, significa la pésima calidad de la comida que se dio a los competidores, quienes apenas podían probarla. Pero lo peor fue que la Dirección del INDER allí no se presentó a despedir a nadie, ni se hizo la clausura de los juegos: no se entregaron las medallas, ni diplomas, ni certificados, que debían llegar desde La Habana. «Salimos muy descontentos y esperamos se nos dé una respuesta digna», afirma la madre. Y merecen el desagravio, porque el desestímulo y la indiferencia con el esfuerzo de atletas niños es imperdonable desde el punto de vista educativo y ético.
Un buen ejemplo: Waldo Santiago Muñoz (Avenida 69 número 16008, La Lisa, Ciudad de La Habana), Gloria del deporte cubano, desea felicitar a la administración del agro estatal de La Lisa por la óptima organización y disciplina que hay en dicho centro comercial, la buena atención de sus dependientes, y lo más importante: el peso exacto de las mercancías. Precisa que los usuarios comprueban el peso en una balanza electrónica. Y si hay irregularidades, el cliente puede reclamar de inmediato, que al infractor se le aplicarán medidas. «Ojalá esto se pudiera ver en todos los mercados y bodegas de Cuba —señala— y así evitaríamos el robo y el descaro de muchos pícaros que quieren perjudicar a nuestra población». Si en otros momentos aquí se han denunciado engaños y agresiones al consumidor en otros sitios, bien vale la pena que una gloria del deporte cubano se haga eco de tales virtudes. Es una «medalla de oro» a la honestidad y la decencia.